Gijón, J. M. CEINOS

El empresario Ramón Álvarez Viña (San Martín de Podes, Gozón, 1928) no pudo asistir ayer, por prescripción facultativa, al Centro de Cultura Antiguo Instituto, donde, a las ocho de la tarde, se presentó el libro que recoge y desvela su vida: «Ramón Álvarez Viña. Testimonio de una época», del que es autor Víctor Guillot Monroy. Pero su ausencia no restó un ápice para que los intervinientes se volcasen en dar el máximo realce a «un acto de reconocimiento a su trayectoria empresarial y humana», como aseveró, al comienzo del turno de palabras, Jesús Menéndez Peláez, director de la Fundación Álvarez Viña.

«Hay muchas enseñanzas que extraer de esa vida, de este libro. La más importante, para mí, es que el verdadero talento empresarial está hecho de honestidad, de constancia, de trabajo riguroso y discreto y de sensibilidad social», escribe en uno de los prólogos de la obra la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, palabras que ayer repitió en el salón de actos del Antiguo Instituto ante numeroso público, los familiares de Ramón Álvarez Viña y el alcalde de Gozón, Salvador Marcelino Fernández Vega.

«Ramón Álvarez Viña. Testimonio de una época» es, como afirmó Víctor Guillot, «un libro periodístico que conjuga todos los géneros que aprendí en LA NUEVA ESPAÑA», para relatar no sólo que su protagonista es hijo adoptivo de Gijón desde el año 2005 (hijo predilecto de San Martín de Podes también desde el año 2000) y que a lo largo de su vida se convirtió en un gran coleccionista de libros, iconografías y otras formas artísticas relacionadas con Cervantes y, especialmente con su obra cumbre, el Quijote»; también para redescubrir a un químico-industrial que, en palabras de Víctor Guillot, «conoció la industria siderúrgica a la perfección y se dio cuenta de que el avance tecnológico era fundamental para el progreso de este país» en los años cincuenta del siglo pasado. En resumen, «se hizo con unos conocimientos que en España no existían», subrayó Víctor Guillot y, al final, fue un personaje que forjó «su carácter más humanista con la Guerra Civil» y «supo resistir para ganar». De ahí que el autor del libro dijera ayer de Ramón Álvarez Viña que es «algo más que un coleccionista», aunque muy importante haya sido la donación que hizo en 2007 de su biblioteca cervantina al Ayuntamiento de Gijón, que actualmente se guarda en el centro municipal de El Coto.

Precisamente, Jesús Menéndez Peláez reclamó un lugar «más específico» para el legado, después de señalar de Ramón Álvarez Viña que «supo crear riqueza conjugando el negocio y el ocio».

Por su parte, Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo (Salamanca), destacó con cuatro palabras las virtudes del homenajeado: «Humanidad, esencialidad (como vuelta a las raíces), emprendedor y gijonés del alma; un mecenas que es un orgullo para esta ciudad».