Gijón, J. L. ARGÜELLES

«Contra lo que se ha dicho, Asturias no estuvo sumida en la autarquía económica durante la segunda mitad del siglo XVII; más bien hay un comercio intenso que está en relación con Bilbao». Así resume Luis Cueto-Felgueroso Felgueroso la tesis que desarrolla en «Asturias y el comercio del Cantábrico co n el Norte de Europa (1650-1700)», un minucioso trabajo con el que este investigador gijonés obtuvo ayer la XVII edición del Premio Padre Patac, que convocan la Consejería de Cultura y Turismo del Principado y el Ayuntamiento gijonés.

Esta investigación es el núcleo de la tesis doctoral que Cueto-Felgueroso, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, leerá el próximo mes de septiembre. Es más, según las conclusiones de este estudio, Gijón desbanca a Avilés en los tráficos marítimos asturianos y empieza a adquirir un peso comercial relevante en ese período, después de la firma de los tratados de Münster y Osnabrück, los acuerdos de la llamada paz de Westfalia, con la que se ponía fin a la Guerra de los Treinta Años y a las ocho décadas de enfrentamiento bélico entre España y los Países Bajos.

El ganador del último Premio Patac, galardón con el que se recuerda al jesuita José María Patac de las Traviesas, fallecido el 21 de octubre de 2002 tras una intensa vida de estudio y dedicación a la historia asturiana, documenta en su trabajo cómo Gijón exporta, entre otros frutos, avellanas, castañas, limones o naranjas. Los comerciantes que ponen en marcha estos tráficos con Europa son, fundamentalmente, holandeses que se instalan en Bilbao. La ciudad vasca es la puerta marítima de entrada para España de los productos europeos, incluidas las telas de los Países Bajos. Para completar sus fletes y hacerlos más rentables, estos comerciantes llenan sus bodegas en Gijón.

«Hay un comercio intenso y una gran relación con Bilbao, que es por donde entra todo el comercio que llega de Europa», explicó el autor premiado, hijo de Luis Cueto-Felgueroso Granda, que ocupó la Alcaldía de Gijón entre los años 1970 y 1978. «A finales del siglo XVII ya hay una clase empresarial o comercial importante en Gijón», indicó el investigador, para quien la ciudad se convirtió en la referencia marítima asturiana por el abrigo que ofrecía el fondeadero natural de El Musel, al pie del cabo Torres.

Cueto-Felgueroso tiene una tesis más pendiente de documentar: la decadencia del comercio marítimo asturiano se produce en el siglo XVIII porque es, entonces, cuando se empieza a exportar el hierro de Vizcaya: «Los buques pueden ya completar el viaje de vuelta con fletes rentables y, además, la clase comercial asturiana está emparentada con la de Bilbao, por lo que los intereses son los mismos». El jurado del Premio Padre Patac, presidido por el catedrático Ramón Alvargonzález, ha valorado de este trabajo su «discurso metodológico y el manejo de las fuentes», además de las renovadoras conclusiones.