Quince años de actividad marcan la trayectoria de la Banda Gaites «Llariegu», una formación que integra a distintos representantes de escuelas de musicales tradicionales de la zona central de Asturias, aunque su punto de origen fue Faro, en la parroquia de Limanes (concejo de Oviedo). Paralelamente, el Aula de Música Tradicional «Llariegu» se constituye un año después con sede en Vega, parroquia de Santiago (concejo de Sariego), aunque su ámbito de influencia integra a los concejos de Siero, Noreña y Oviedo. Ambas instituciones buscan promover el patrimonio tradicional asturiano a través de la recuperación, la difusión y también de su transformación. Precisamente, la propuesta estrenada el pasado miércoles incidió en esta área.

La Banda Gaites «Llariegu» está dirigida por Pablo Pérez, quien ejerció de maestro de ceremonias del espectáculo ofreciendo cercanía y emotividad, aunque a veces se echó de menos algo de cohesión durante las intervenciones habladas. La banda tuvo un papel decisivo en su espectáculo, apareciendo en distintos formatos y con variados acompañamientos, y ocupando a menudo su director el rol solista. Hay que destacar también el notable peso de la sección percusiva, dirigida por Simón San José (muy notablemente se apreció su trabajo en su intricada pieza a solo, escrita por el percusionista Manuel Cordero). La Banda de Gaitas Noega, dirigida por Pablo Rodríguez Alonso, colaboró en algunas de las piezas del espectáculo, llegando también a integrarse el baile tradicional en la puesta en escena.

El contenido musical del espectáculo fue muy variado en su estructura, contando con repertorio tradicional re-arreglado como guiños a la música popular (incluyéndose guiños al funk, al rock, o al hip hop) y composiciones propias. Detrás de la producción musical del espectáculo está Javi Rubio, un destacado teclista con una notable trayectoria como músico de sesión y de refuerzo en directo en el Principado. Es, además, miembro de la popular orquesta de variedades Assia, lo que compagina en la actualidad con el proyecto de fusión instrumental TYFPE. La estética de ambas formaciones estuvo muy patente en la concepción del espectáculo. El grupo en escena que sustentó a la banda de gaitas estuvo formada por el propio Rubio a los teclados, Jorge «Cambareli» a la batería (Dixebra), Alberto Rionda a la guitarra (Avalanch) y David Adeva al bajo eléctrico (Asgaya), junto a una sección de viento metal formada por Julio Gómez al trombón, Miguel Herrero a la trompeta y Tino Cuesta al saxo, y que contó con la colaboración especial del maestro cubano Orestes Barbachán a las congas. Hubo colaboraciones de lujo, como el caso del intérprete de trikitixa Kepa Junkera (quien mostró su destreza y versatilidad instrumental en varias ocasiones), el multi-instrumentista asturiano Héctor Braga (presentando dos composiciones suyas, un «Preludio y Fuga» que integra formas barrocas, y un nuevo arreglo de la pieza homónima de su último disco Caminos del mundu), el rapero Mario Fueyo aka «Dark la eMe» (que retomó su pieza «Mi compromiso», aparecida en Chigre y dragón), el gaitero Santi Caleya (La Bandina), el intérprete bretón Guéna Lamour, las cantantes y percusionistas Laura Ruiz y Guada Villanueva, o el pianista René Palacio, habitual músico de la Banda Gaites «Llariegu» y que presentó su composición «Los cuatro elementos».

100% Directo supuso una apuesta ambiciosa, en muchos sentidos, desde sus inicios. El despliegue de medios fue muy palpable, incluyéndose un completo juego de luces, una pantalla sobre la que se proyectaban textos e imágenes y hasta un photo-call. Además, al propio desarrollo del espectáculo había que sumarle la presión de su registro en vivo, algo que sin duda condiciona el carácter interpretativo. Hubo varios problemas técnicos a este respecto, sobre todo en relación a los micrófonos y en la sincronización instrumental de alguna sección. Pese a ello, con la ilusión y el buen hacer de todos los integrantes del espectáculo supieron hacer frente a la situación, superando las adversidades con humildad y un gran sentido del humor. Fue una propuesta, la del pasado miércoles en la Laboral que, aunque quizás resultó un tanto larga y pecó de efectismo en algunos momentos, dejó buen sabor de boca y reflejó, sobre todo, una interesante convivencia entre tradición y modernidad.