Gijón, J. L. A.

Un mes antes del total desmoronamiento del frente norte republicano y de la entrada de las tropas franquistas en Gijón, la última resistencia, el 23 de septiembre de 1937 zarpó de El Musel un carguero con mil cien niños acompañados de maestros y educadores. La ciudad era objetivo de los bombardeos de la aviación franquista, auxiliada por los aparatos de la legión «Cóndor», y las aguas del Cantábrico permanecían estrechamente vigiladas.

La evacuación, preparada para que la extinta Unión Soviética (URSS) diera acogida a cientos de niños españoles en situación difícil a causa de las penalidades de la guerra, era compleja y peligrosa. En las bodegas de aquel barco, que debía tocar primero un puerto francés para trasladar su desarmado e infantil pasaje a otro buque, viajaba junto a sus dos hermanos María L. Fernández, langreana nacida en 1927 que ha recogido aquella historia y su posterior peripecia biográfica en el libro «Memorias de una máquina de escribir».

Esta «niña de la guerra», octogenaria, que reside en Gijón desde 1999, presentó ayer en el salón de recepción un relato que, como indica su título, está escrito desde la perspectiva de una máquina de escribir que acompaña a los tres hermanos asturianos desde su difícil partida, en aquel Gijón asediado de 1937. El libro ha sido editado por la concejalía de Memoria Social, que preside el tercer teniente de alcalde y portavoz de IU-LV, Jesús Montes Estrada, prologuista también del texto: «Si durante cuarenta años se nos privó de la libertad, posteriormente se nos ha querido privar de la memoria y de la verdad».

Montes Estrada ha impulsado un ambicioso programa de recuperación de la historia de los «niños de la guerra» y de la memoria republicana. En 2005 se inauguró, en la playa del Arbeyal, una escultura de Vicente Moreira que es un homenaje a los «niños de la guerra». En noviembre de 2008 organizó la acogida de las familias de otros evacuados, que partieron también de El Musel en 1937, víctimas hace tres años del conflicto ruso-georgiano. El Ayuntamiento concedió a los «niños de la guerra», en 2008, la medalla de plata de la ciudad.

En la presentación de «Memorias de una máquina de escribir», intervinieron, asimismo, el viceconsejero de Bienestar Social, Ángel González; la concejala Dulce Gallego, el cantante Rafael Lorenzo y Natalia Kharitonova, que ha escrito una informada introducción al libro de María L. Fernández sobre la cada vez más nutrida literatura autobiográfica de los «niños de la guerra». El texto de esta langreana, hija de concejal comunista, ofrece un testimonio de primera mano de una época convulsa.