Oviedo, P. R.

El director artístico asturiano Emilio Sagi prepara con Riccardo Muti la ópera «I due Figaro», de Saverio Mercadante, que presentarán el próximo 10 de junio en el Festival Pentecostés de Salzburgo. La ópera podrá verse también en la próxima temporada del teatro Real con cuyo intendente, Gerard Mortier, Muti mantuvo duros enfrentamientos cuando Mortier dirigía el Festival de Salzburgo. Ayer, Mortier hizo público un escueto comunicado afirmando que la noticia del premio «avala la colaboración» que ese coliseo «ha establecido a largo plazo» con Muti.

«Es un gran artista y un artista muy generoso. Se merece el premio. Lo he visto dirigir, de música italiana a contemporánea, y es un genio, un fenómeno. Me encantan sus "Verdis" y su "Nabucco" es sobrecogedor», declaró Sagi a «Efe».

Recién aterrizado de Washington, donde presentó la producción de la ópera de Oviedo «Ifigenia en Táuride», y en viaje a Rávena (Italia) en coche, donde harán los ensayos de la ópera de Mercadante hasta el día 19, para trasladarse luego a Salzburgo, declaró que tiene «mucho cariño» a Muti, aunque ésta será la primera ocasión en la que trabajen juntos. «Muti defiende mucho la música de su tierra», subrayó.

Muti y Sagi trabajaron todo el año en el montaje de la ópera que estrenó el italiano Saverio Mercadante en el teatro Príncipe de Madrid en 1835 y ya se han reunido en muchas ocasiones, en Rávena y en Roma. Muti, con el que Sagi aún no había podido hablar para felicitarlo, se incorporará a los ensayos el 15 de mayo.

Riccardo Muti es un hombre campechano, un buen napolitano al que le gustan mucho más «las tascas que los oropeles», dijo ayer a «Efe» Alfonso Aijón, el hombre que trajo a España al nuevo premio de las Artes con Ibermúsica y uno de sus mejores amigos. «Es un tipo muy respetado por todo el mundo, que odia el boato, muy entrañable y próximo. Tiene un vídeo en Youtube donde explica lo que es dirigir que te partes de risa», recuerda Aijón.

Muti es «fantástico» y lo demuestra su actuación de marzo en Roma, cuando en presencia del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, no sólo dirigió una de las piezas que «sublima», el «Nabucco» de Verdi, sino que dijo «muy claro» lo que pensaba de los recortes en la cultura, resaltó Aijón.