Catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid

Oviedo, P. Á.

Luis González Seara es catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Desempeñó responsabilidades políticas -fue ministro con Adolfo Suárez- en el ámbito de la educación y la investigación. Forma parte del jurado del premio «Príncipe de Asturias» de Ciencias Sociales.

-¿Cuál es el panorama de los españoles después de la crisis?

-Los europeos tendremos que repartir las cosas, porque evidentemente los que han estado sin comer van a querer comer algo y son la inmensa mayoría. En consecuencia, el mundo va a empobrecerse en cuanto a los niveles de consumo medio.

-Las coordenadas mundiales están cambiando.

-El centro de gravedad política y económica ha pasado al Pacífico, pero los europeos no queremos darnos por enterados. Estados Unidos da a las dos partes. Llegado el momento, presta atención a Europa occidental, sobre todo con la OTAN, pero sus prioridades son evidentemente China, India, Brasil... Eso significa que en esta Europa un poco decadente que nos ha tocado vivir no se puede seguir en el engaño.

-¿Un engaño?

-Sí. Cuando se apela a lo social, al Estado del bienestar, hay que ver la realidad: el Estado del bienestar está más que quebrado. En España, con cinco millones de parados, ¿de qué Estado del bienestar me habla? ¿el Estado del bienestar de quién?

-Los políticos que protagonizan estos días la campaña electoral no parecen reconocer esta situación.

-Todos dicen que lo van a hacer muy bien y que tienen muchas recetas, pero las recetas que tienen son muy escasas. También es cierto que no es lo mismo lo que está pasando en Alemania que lo que pasa aquí. Es obvio que los españoles hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades. Y que no es posible que un país pueda sobrevivir con 17 parlamentos legislando. Y que, al final, nuestro modelo productivo se ha quedado en nada. No estamos produciendo nada que sea real.

-¿Y hacia dónde vamos?

-Hacia un empobrecimiento, en el caso de los países ricos. Un empobrecimiento medio general. Es duro decirlo. Aquí estábamos acostumbrados a que nuestros hijos vivieran mejor que nosotros. Pues ahora hemos de asumir que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros en términos generales. E incluso nuestros nietos van a vivir peor, en el sentido de que no se pueden mantener los consumos tal y como están. Hay países que están alcanzando un cierto equilibrio y otros, como es el caso de España, que tardarán en realizar ese ajuste como mínimo una década, y probablemente más tiempo.

-Ajuste al final del cual...

-Al final del cual la gente tendrá menos dinero. Habrá una sanidad pública, pero habrá que olvidarse de que todo el mundo tiene que tomar el último medicamento llegado al mercado; los médicos tendrán que acostumbrarse a recetar de una forma más moderada...

-¿El recorte sanitario lo ve inevitable?

-Creo que sí. Es una de las cosas que hay que reformar. No se puede mantener esta especie de despilfarro que se ha producido.

-¿Estamos ante la mayor caída de la historia en cuanto al nivel de bienestar?

-De la historia no, pero sí desde el final de la II Guerra Mundial. Tiene que haber un sistema educativo que prepare a la gente para el nuevo mundo. El sistema español es lamentable; todo el sistema, no sólo las universidades. Vamos a ver qué sale de Bolonia, pero evidentemente mucho menos de lo que se pensó inicialmente, porque no hay dinero. Hay más alumnos en la Universidad que en la Formación Profesional, y eso es un contrasentido. Lo malo es que, por mucho que queramos correr, se ha perdido mucho tiempo, y cuando se hace una reforma educativa los efectos empiezan a notarse 15 o 20 años después. Y aquí ni siquiera tenemos tomada esa primera decisión. No se trata de ser pesimista, sino simplemente realista.

-¿Usted fue de los que se alegró de la muerte de Bin Laden?

-No se trata de alegrarse, pero la realidad es que Bin Laden declaró la guerra a Estados Unidos y mató a cerca de 3.000 personas.