Oviedo, Javier NEIRA

La Fundación Gustavo Bueno, a través de su cátedra de Filosofía de la Música, presenta hoy, en exclusiva mundial, en el Auditorio de Oviedo -a las siete de la tarde y con entrada libre- dos cuartetos de Cayetano Brunetti, destacado músico italiano del siglo XVIII que desde sus 15 años de edad vivió en Madrid al servicio de los reyes Carlos III y Carlos IV. Las partituras, que prácticamente habían caído en el olvido, fueron recuperadas por Raúl Angulo, licenciado en Filosofía y en Musicología, que es asimismo el encargado de la cátedra de Filosofía de la Música.

Los dos cuartetos que hoy serán presentados en el Auditorio forman parte de un conjunto de cuatro y serán interpretados por María Encarnación Bernal, violín; Rolando Bernal, violín; Jan Wieslaw, viola, y Bogunila Rekucka, chelo.

El concierto se ofrece en colaboración con el Conservatorio Superior de Música de Asturias «Eduardo Martínez Torner». Su director, Alberto Veintinilla, animó personalmente a los músicos para que preparasen el concierto.

Las partituras fueron encontradas recientemente en la Biblioteca de París y han sido transcritas y dispuestas por Raúl Angulo. La Fundación Gustavo Bueno considera que con estas obras y otras de Brunetti, como sus sonatas para violín, se demuestra, contra lo que comúnmente se creía, que en el siglo XVIII español existe una música civil, de cámara, de gran calidad, y de forma independiente de la propia de las catedrales o de la orientada a la escena, bien conocida y valorada en la actualidad.

La cátedra de Filosofía de la Música de la Fundación Gustavo Bueno ya desarrolló en el pasado mes de julio, en la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada -lugar de nacimiento del filósofo Gustavo Bueno que preside la fundación- un curso de verano centrado en la reflexión profunda, de carácter filosófico, sobre la música. Ahora presenta en Oviedo los dos conciertos recién recuperados.

Brunetti nació en la villa italiana de Fano, en 1744 y, tras llegar a España con 15 años, alcanzó en 1767 la plaza de violinista en la Real Capilla de Carlos III, lo que supuso su gran lanzamiento profesional. Después fue, en 1770, maestro de violín del Príncipe de Asturias y al año siguiente músico del Cuarto del Príncipe para encargarse de los aspectos musicales de las festividades en Aranjuez. Con Carlos IV fue músico de la Real Cámara en 1789 y finalmente director de la Real Cámara en 1796.