Las instalaciones del Sotón se asientan sobre una explanada ganada al río Nalón realizada en parte con los materiales extraídos de la profundización del pozo. Junto a la estructura central que envuelve a los castilletes y al cargadero se encuentra la casa de máquinas, un edificio de ladrillo rojo con grandes ventanales verticales y manchones superiores adornados con columnillas que está emparentado claramente, desde el punto de vista arquitectónico, con las naves de la fábrica siderúrgica de Duro en La Felguera, hacia donde viajaba el carbón que se producía. El edificio alberga dos potentes máquinas de extracción de la firma Siemens y hasta siete compresores de distintas marcas. El inmueble tuvo que ser ampliado en 1954 para introducir nuevos compresores americanos ante las necesidades de mecanización en el pozo, en concreto la introducción de los martillos neumáticos para arrancar carbón.

El núcleo fundacional del pozo lo completan el ventilador y las vistosas naves seriadas de tipo «shed», con sus tejados en forma de sierra. Allí estaban la lampistería y la casa de aseos hasta que en 1970, ya bajo la dirección de Hunosa, se construyó el nuevo edificio de aseos, de estilo racionalista y con capacidad para relevos de hasta 850 mineros, unas cifras que muestran la intensidad de mano de obra que precisaba la explotación en aquellas fechas y que contrastan con las actuales. En Sotón quedan menos de 300 trabajadores.

Una colonia residencial para mineros solteros, construida en la década de los años cuarenta y reconvertida posteriormente en comedor y oficinas, e instalaciones auxiliares como el parque de maderas o los talleres completan el conjunto del pozo Sotón, una suma de alto valor patrimonial en opinión de Suárez Antuña. Ésa es la tercera singularidad del pozo. «El Sotón impone. Duro Felguera quería mostrar su poderío y lo logró con esta explotación. Además, estéticamente es bella, con sus dos castilletes simétricos, con sus perfiles de hierro decorados con óculos y unos edificios de buena factura que muestran las continuas necesidades de un pozo en sus 90 años de vida y al mismo tiempo destacan la validez del proyecto original», afirma Suárez Antuña, que añade que la mejor garantía para su conservación «es que mantenga su función original, mientras que siga extrayendo carbón mantendrá su esplendor». Eso sí, el geógrafo afirma que Hunosa podría revalorizar el pozo «si permitiera realizar visitas de forma ordenada y sin entorpecer la actividad minera». Los turistas podrían conocer de cerca el Sotón y descubrir su arquitectura máquina. «Riiiiing». La jaula vuelve a la luz. No para.