México, Alberto CABEZAS

La pintora mexicana de origen inglés Leonora Carrington falleció ayer en México tras una vida de rebeldía y pasiones que la llevó a huir del fascismo europeo y a encontrar en México un nuevo hogar donde estuvo rodeada de amigos y de algunos artistas del movimiento surrealista, como la española Remedios Varo.

Nacida en Chorley (Inglaterra) el 6 de abril de 1917 en una familia adinerada británica, Carrington vivió desde los años cuarenta en México, país que convirtió en su hogar y donde residía alejada de la fama.

Hija de un empresario británico y una madre de origen irlandés, escapó de la tutela de ambos siendo joven, interesada en una vida artística que cultivaría en la Chelsea School of Arts y la Academia Ozenfant de Londres.

En la capital inglesa conoció al pintor surrealista Max Ernst (1891-1976), de quien sería compañera algunos años, pero sobre quien, en los últimos años de su vida, no quería ni oír hablar. Con él viajaría a París, donde congenió con artistas clave del movimiento surrealista como Salvador Dalí, Marcel Duchamp, André Breton y Pablo Picasso.

Carrington participaría en una magna exposición con otras figuras del movimiento en 1938, que se presentó en Amsterdam y París, pero poco después su vida entraría en una etapa muy difícil cuando los nazis invaden Francia y Ernst fue llevado a un campo de concentración.

En 1940 Carrington llega a la España franquista, donde, en medio de una enorme tensión, sufre una crisis nerviosa y, por orden de su familia, es ingresada en un manicomio en Santander.

Allí pasaría por una auténtica pesadilla, fuertemente sedada y vigilada por enfermeras, pero finalmente logró escapar y llegar a Lisboa. En la capital lusa conoció al poeta y diplomático mexicano Renato Leduc, con quien se casó y quien la ayudaría a huir a Nueva York, ciudad en la que se reencontraría con su ex pareja Ernst y con la mecenas Peggy Guggenheim.

En 1942, con Leduc, llegó a México, aunque se separaría de él un año más tarde. Coincidiría pero no frecuentaría a Diego Rivera, de quien apreciaba su humor, y a la también pintora Frida Kahlo.

Sin embargo, uno de los mayores regalos que le daría este país sería el reencuentro con la que fue una de sus mejores amigas, la española exiliada Remedios Varo (1908-1963), a quien había conocido en París.

Con Varo compartía Carrington proyectos artísticos y angustias, y de la mano de ella entraría en contacto con un círculo de artistas como Alice Rahon y Wolfgang Paalen.

Leonora estaba familiarizada desde pequeña con los mitos celtas, muy presentes en sus cuadros y obras de teatro, a los que se sumarían los mundos mágicos y fantásticos que hallaría en México, donde frecuentaría a Luis Buñuel, se casaría con el fotógrafo judío y húngaro, Emericz Chiki Weisz y tendría a sus hijos Gabriel y Pablo, a los que estaba muy unida. Toda su vida defendería la causa de la mujer y las de los judíos.