El director David Lockington volvió al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) reafirmado en sus opiniones sobre la orquesta tras su última visita, en 2009, con un programa que, además de mostrar una vez más la versatilidad del director británico, permitió un trabajo minucioso y concentrado desde las diferentes secciones de la orquesta, con el que Lockington llevó a la formación asturiana hasta el más alto nivel. El director, que se baraja entre los nombres más firmes para suceder a Maximiano Valdés en la dirección titular de la OSPA, lució un gesto abierto, que dejó hacer a la orquesta para enriquecimiento de la interpretación, con unos músicos de la OSPA plenamente implicados.

El primero de los dos programas que Lockington abordará en sus conciertos en Asturias se ganó el reconocimiento de músicos y público en Avilés y Oviedo. En esta ruta musical destacó la «Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis», del británico Ralph Vaughan-Williams, una obra para cuerdas realmente policoral, característica subrayada con la disposición espacial del conjunto, que en la partitura se divide en cuarteto y doble orquesta de cuerdas. La cuerda de la OSPA sonó expansiva en un juego de voces muy luminoso, flexible además en la agógica y la dinámica -de rica gradación en la orquesta-, a lo largo de una obra de inspiración renacentista, en la que destacan la superposición de planos sonoros y el trabajo motívico, en una estructura seccional.

Otro británico, Philip Sawyers, estuvo también presente en el que fue el estreno en España de su «Música sinfónica para cuerdas y metal», composición del año 1972 que anteriormente se ha escuchado en Estados Unidos y en Inglaterra. «Música sinfónica para cuerdas y metal» es una música accesible, con una estructura poliseccional de nuevo apreciable, en una obra con dos familias de instrumentos que se contraponen, confluyendo en los momentos de inflexión de la obra y también de mayor clímax, mientras surgen algunas combinaciones tímbricas interesantes, como las trompetas que se escuchan con los violonchelos, con un sonido que emula al viento madera. Hay que destacar sobre todo la interpretación de la OSPA, con una cuerda muy fluida y de gran empuje rítmico, más un metal en estado de gracia, con partes solistas y armonías complejas felizmente solucionadas.

En la segunda parte de la velada musical, la OSPA interpretó una Séptima de Beethoven reposada, según la visión de Lockington, con un gusto clásico y de límpido sonido, con un importante estudio de la rítmica, que fue «in crescendo» en las filas de la orquesta, hasta un «Finale» de imponente energía. Así, el primer movimiento de la sinfonía sonó detallista y equilibrado -a pesar del traspié de las trompas en la parte final-, destacando después el «Allegretto» de amplias curvas, con una madera exquisita, que desembocó en un «Scherzo» de marcados contrastes, con una articulación muy trabajada.

Lockington dirigirá su segundo programa en Gijón y Oviedo la próxima semana, que servirá al mismo tiempo como clausura de la temporada de abono de la OSPA, con obras de Ravel, Falla y Revueltas.