Directora del Instituto Internacional de Prensa (IPI)

Oviedo, P. RUBIERA

Alison Bethel McKenzie, periodista, directora del Instituto Internacional de Prensa, es una estadounidense cálida, simpática y defensora a ultranza de la profesión periodística. Nacida en Miami, su currículum es amplio. «Miami Herald», «Boston Globe», «Detroit News», «Nassau Guardian» y «Los Angeles Times» son algunos de los periódicos en los que trabajó, y también lo hizo en la televisión, aunque ella, según confiesa, es una enamorada de la prensa escrita. «En los Estados Unidos es muy importante y hasta obligado empezar desde abajo para ir escalando peldaños», afirma. Desde hace dos años trabaja en el IPI, con sede en Viena. «Tenía varias ofertas, pero a mi marido y a mí nos apetecía la experiencia de trabajar en Europa». La pasada semana visitó Asturias para analizar la posibilidad de que el congreso mundial del año 2013 del instituto se celebre en el Principado.

-¿Por qué Asturias?

-España tiene una gran cantidad de lectores de prensa escrita y la gente lee muchos periódicos. Es un país en el que no hay ningún suceso de importancia que pueda amenazar la libertad de expresión, ni periodistas que hayan sufrido presiones o torturas. A los miembros del IPI les gusta mucho la belleza, los aspectos artísticos y culturales de la tierra que los acoge, además de la periodística, y en España hay mucho de esto. Tú te enamoras de España en Asturias. Es una buena candidatura.

-¿Qué asuntos relacionados con la profesión periodística preocupan más al IPI en este momento?

-Lo que más nos preocupa es que hay muchos periodistas que están perdiendo la vida; en lo que llevamos de año, que son sólo seis meses, han muerto sesenta. Es una profesión en la que sufres amenazas, a muchos periodistas les destruyen su equipo. Además de la militar, es una de las profesiones en las que la gente puede perder su vida por hacer su trabajo, sufrir abusos y amenazas.

-El IPI nació más vinculado a la defensa de los intereses de empresarios y editores de prensa. Sin embargo, en la actualidad parece que está muy preocupado por los profesionales. ¿Son compatibles ambas?

-Históricamente sí se apoyaba a los editores y a los propietarios de medios de comunicación, pero últimamente el instituto se está enfocando más a los periodistas de a pie, ya que creemos que la libertad de expresión es fundamental para el desarrollo de una buena democracia. Intentamos hacerles ver a los editores y a los propietarios de los medios que unos buenos periodistas, unos periodistas informados que trabajen los asuntos, van a proporcionar esa libertad y esa democracia justa que todo el mundo desea. Y no siento que trabajemos en lados opuestos, todos estamos en el mismo barco.

-¿Cuál es la mayor amenaza en este momento a la libertad de expresión?

-La difamación criminal que se hace a los periodistas o a los propietarios de los medios de comunicación, sobre todo, por parte de los gobiernos, algunos de los cuales imponen multas muy fuertes a esos medios, que en muchos casos se ven obligados a cerrar el negocio. En países como Canadá, Estados Unidos, incluso Australia, se está utilizando el terrorismo como un medio de chantaje. Los gobiernos lo utilizan como justificación para no facilitar a los profesionales la información que deberían saber, amparándose en la seguridad nacional, en que es información oficial secreta. No sólo ocurre esto en el mundo occidental, ese mismo juego lo están adoptando países de África y Asia.

-¿Han perdido los medios su tradicional capacidad de control y denuncia del abuso de los diferentes poderes?

-Después del legislativo, el ejecutivo y el judicial, el periodismo siempre ha sido cuarto poder. Y sigue siendo un poder vigilante y de control de las tareas que desarrollan los gobiernos. Con la introducción de internet lo que tiene que quedar claro a los periodistas es que la libertad no es gratis, tienes que ser responsable a la hora de vigilar. El periodismo es un mecanismo muy poderoso, puedes llegar a gran cantidad de gente, pero al mismo tiempo hay que actuar con responsabilidad.

-¿Es optimista sobre el futuro de la prensa escrita?

-Lo soy. Creo que todavía hay muchas personas a quienes les gusta llevar el periódico. Yo creo que lo que está ocurriendo ahora es lo que le ocurrió a la radio cuando llegó la televisión, todo el mundo pensaba que la radio desaparecería, y lo que hizo fue reinventarse. Lo que tiene que hacer la prensa escrita es reinventarse, y quizás una de las fórmulas sea la de combinar la edición en papel con la digital. Creo en su futuro sin ninguna duda.

-¿Echa de menos la profesión?

-Muchísimo. Sobre todo echo de menos trabajar en una redacción, el contacto directo, los comentarios. Los periodistas me gustan, son graciosos, inteligentes, están siempre alerta, como a la caza. Y muy malhablados.

-¿Ha notado diferencias en el ejercicio de la profesión por el hecho de ser mujer?

-Muchas veces vas a hacer una información, un reportaje o una entrevista y notas que miran más a la mujer que a la profesional, no te toman en serio, pero es algo con lo que puedes vivir, sobre todo si estás interesada en la profesión. Lo que se ha probado sobradamente es que las mujeres somos tan buenas o mejores que los hombres, porque tenemos mucha más capacidad que ellos para desarrollar empatía, y una gran intuición.