Santillana del Mar

Ana MENDOZA

El historiador Santos Juliá cree que la Real Academia de la Historia «debería destruir» la edición en papel del Diccionario Biográfico Español porque «no ofrece ninguna garantía», y tendría que «someter a corrección» la versión digitalizada para colgarla luego en la red. «El Diccionario ha sido hecho de una manera chapucera, desde el principio hasta el final», asegura el historiador Santos Juliá (Ferrol, La Coruña, 1940), que participa en un ciclo en Santillana del Mar.

Ante la gran polémica que han suscitado algunas entradas del Diccionario Biográfico, entre ellas, la de Franco, Juliá tiene muy claro que un diccionario «no es un lugar donde uno pueda expresar su opción política. Eso tiene que estar neutralizado en este tipo de obras». «El historiador es libre para decir las tonterías que quiera en su blog o en el librito que le editan, pero no en un diccionario», afirma este experto en la República, la dictadura y la transición.

Por otra parte 622 profesores de la Universidad de Valencia han instado al rector de la institución académica, Esteban Morcillo, a elevar a la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) la solicitud de la dimisión del director de la Real Academia de la Historia (RAH), el asturiano Gonzalo Anes, por el tratamiento a su juicio discriminatorio de algunas de las entradas recogidas en esos 25 primeros tomos de la monumental obra biográfica.