Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La potenciación de los servicios de atención primaria y de la autonomía de los profesionales serán dos de las señas de identidad esenciales del modelo asistencial que está diseñando José María Navia-Osorio, nuevo consejero de Sanidad del Principado.

Navia-Osorio y su equipo están trabajando en la confección de la estructura tanto de la Consejería como del Servicio de Salud del Principado (Sespa). La idea inicial es una Consejería más fuerte, así como algunos cambios en los patrones de gestión habituales. Uno de los más llamativos consiste en reducir el armazón burocrático de la salud mental, que tradicionalmente ha contado con un negociado específico en el Sespa. Se estudia, asimismo, suprimir la unidad de coordinación de atención al cáncer. Y tal vez rebajar la jerarquía de los mecanismos de lucha contra las drogas. No obstante, es probable que algunos de los cambios proyectados no se materialicen de golpe, sino de forma gradual.

El nuevo consejero de Sanidad ha cimentado su equipo sobre algunos de los que en estos últimos años han sido compañeros cercanos suyos en el Sespa. Es el caso de los directores generales Alberto Fernández León y María del Pilar Fernández. El tercer director general es José Antonio Álvarez Riesgo, responsable de Salud Pública en el Gobierno de Sergio Marqués. La distribución arbitrada por Navia-Osorio ha causado cierta extrañeza entre los conocedores del sector, por cuanto ha situado a Fernández León en el área de Salud Pública y a Álvarez Riesgo en Calidad, cuando sus especialidades son exactamente las inversas.

El cuarto hombre clave del titular de Sanidad será el pediatra Juan Azcona en la gerencia del Sespa. Azcona desempeñó cargos en el Insalud de Asturias cuando Navia-Osorio era subdirector provincial de este organismo.

Las fuentes consultadas por LA NUEVA ESPAÑA señalan que la intención de Navia-Osorio es que la Consejería ejerza un liderazgo claro en el diseño y la gestión de las políticas sanitarias, lo que dejaría al Sespa -organismo responsable de prestar la asistencia sanitaria pública a los asturianos- con un «perfil más bajo». Con todo, las mismas fuentes precisan que estos dibujos pueden verse distorsionados por la realidad en función del talante de las personas.

Los buenos conocedores del sector saben muy bien que en la política sanitaria asturiana hay dos rivalidades que se han sucedido una legislatura tras otra. Por un lado, entre los responsables de la Consejería y los del Sespa. Los primeros son depositarios de la autoridad, pero los segundos son los que están a pie de obra, con más de 14.000 trabajadores a su cargo.

Y, por otro, entre los dirigentes del Sespa y los del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Los amantes de las metáforas califican el HUCA de «Ciudad Estado» por su enorme envergadura física y de personal (unos 5.000 trabajadores), su relevancia asistencial y su elevadísimo coste. De manera que, quiérase o no, los directivos del Hospital Central terminan acaparando unas cotas de poder elevadas que a menudo chocan con las pretensiones de los responsables del Sespa.

En su discurso de investidura, el presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, anunció su intención de implantar lo que denominó «modelo asturiano de gestión clínica», del que precisó que «se articulará en torno a la Agencia Asturiana de Gestión Clínica». Todo apunta a que este compromiso no se cumplirá y a que la gestión clínica terminará dependiendo de una estructura más modesta: una jefatura de servicio del Sespa.

La gestión clínica se basa en una mayor implicación de los profesionales sanitarios. La creación de áreas de gestión suele suponer la agrupación de varios de los tradicionales servicios, con una mayor capacidad de los propios trabajadores en la organización de su trabajo. El anterior equipo de la Consejería, dirigido por Ramón Quirós, convirtió este modelo en una de sus banderas, y el nuevo equipo parece decidido a mantenerlo. Conviene recordar que Navia-Osorio trabajaba en la subdirección de Gestión Clínica y Calidad del Sespa.

Otra cosa será que se introduzcan o no modificaciones en el sistema de gestión clínica. Por ejemplo, con el Gobierno socialista fue muy discutida la aplicación de la libre designación a la hora de elegir a los directores de las áreas. Tan discutida que el Colegio de Médicos de Asturias llevó a los tribunales este mecanismo. Al menos sobre el papel, Navia-Osorio y su equipo están llamados a llevarse con el Colegio de Médicos mejor de lo que se llevaban Quirós y sus colaboradores.

El hipotético reforzamiento de los servicios de atención primaria forma parte del discurso habitual de los gestores sanitarios. De la red de atención primaria proceden tanto el gerente del Sespa como su segundo de a bordo, Víctor Zuazua, ambos pediatras de centros de salud en Oviedo. En teoría, otorgar mayor protagonismo a los centros de salud contribuiría a aligerar la carga de trabajo de los hospitales y, por consiguiente, a abaratar costes. Sin embargo, a la hora de la verdad cuesta remar en contra de una mentalidad social y profesional que ha ido consolidando la idea de que donde de verdad se resuelven los problemas de salud de los ciudadanos es en los hospitales.