Oviedo, M. S. MARQUÉS

El próximo lunes, el equipo dirigido por el arqueólogo David Álvarez-Alonso abre una nueva campaña de excavaciones en la cueva de Coimbre (Peñamellera Alta), una cavidad conocida en la zona que se reconoció como yacimiento arqueológico cuando dos jóvenes de la localidad vecina de Alles descubrieron en 1971 varios grabados en sus muros. Fue la voz de alarma que permitió poner en marcha algún tiempo después las primeras investigaciones, estudios centrados sobre todo en el arte parietal que nunca llegaron a concluirse y que se retoman en 2008 con un campo de actuaciones más amplio.

Coimbre es una gruta grande, con más de tres kilómetros de desarrollo y tres niveles distintos. El yacimiento se encuentra en la parte superior, donde se localiza una gran sala principal con un espectacular bisonte pintado sobre una gran roca. El equipo de Álvarez-Alonso retoma el lunes los trabajos, centrado en el yacimiento que se localiza al fondo de la sala, una zona más elevada y prácticamente intacta donde han aparecido importantes restos de industria ósea (azagayas, un arpón, colgantes con conchas y dientes perforados) así como algunos objetos decorados.

Se trata de un yacimiento del Magdaleniense superior -el mismo período al que pertenecen las pinturas de Tito Bustillo-, en el que se aprecian cuatro niveles distintos con una antigüedad de 15.000 años y un alto volumen de restos. David Álvarez señala que los materiales líticos y la industria ósea que dejaron los habitantes de la cueva indican que la gruta tuvo un alto grado de ocupación aunque no de forma continuada, pero si de manera recurrente. «Por los restos de fauna y la época en la que se cazaba podemos hablar de una presencia humana de muchos meses al año, que probablemente se repetía anualmente».

Coimbre está en las cercanías de Llonín y posiblemente ambas fueron visitadas por los mismos grupos humanos. «Parece que fue un lugar importante en los momentos finales del Magdaleniense, cuando se desarrolla la tecnología más rica, variada y eficaz dentro del Paleolítico superior». Es curiosa la aparición de vértebras de peces, sobre todo de salmón, entre los restos de fauna alimenticia, lo que evidencia la destreza de estos grupos en las artes de pesca y su gusto por una especie que aún hoy es referente en los ríos asturianos. No hay que olvidar que la cueva se encuentra a un kilómetro del río Cares. En cuanto a la caza, los habitantes de Coimbre estaban especializados en individuos jóvenes de cabra y ciervo.

La campaña que se inicia el lunes tiene previsto, además de prolongar las excavaciones de años anteriores, centrarse en el contenido artístico, especialmente en los grabados. En el equipo participan arqueólogos y estudiantes de Historia de la UNED en Asturias, de la Universidad del País Vasco y de la Complutense de Madrid.