Pianista, toca el viernes en el Auditorio

Oviedo, Javier NEIRA

El pianista bilbaíno Joaquín Achúcarro, uno de los intérpretes más destacados del mundo, ofrecerá el próximo viernes, en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, el «Concierto número 2» de Chopin con la OSPA, que, así, abre su temporada.

-De nuevo en Oviedo.

-Creo que tengo el récord de conciertos en la Sociedad Filarmónica.

-Comente el concierto de Chopin que va a interpretar.

-Pues que se queda uno sin habla cuando ve que esa música tan maravillosa la ha compuesto un crío de menos de 20 años. Qué profundidad y belleza, y el pianismo, máximo. Qué diferencia entre un genio y quien no lo es.

-¿Lo interpretó en Oviedo alguna vez?

-Creo que en Oviedo lo toqué acompañado de Muñiz Toca y su orquesta de cámara de Asturias.

-¿Son siempre distintas las interpretaciones?

-Cada minuto del día es distinto. Te levantas mal, te toca la lotería y te pones contento, baja la Bolsa y triste otra vez, aunque si gana el Athletic, mejor. Se toca distinto a las 11 de la noche que a los 9 de la mañana.

-¿Cómo afronta un concierto?

-Para eso está el estudio durante meses. Ves el punto culminante, cómo se moldea y prepara, y le preguntas al piano qué sonidos puede darte. Es un diálogo entre el compositor, el piano y uno mismo.

-Y no se puede dejar de hacer escalas todos los días.

-Hay que hacerlas. De todos modos lo que se busca es emoción y belleza musical. El médium para ponerse en contacto con Chopin es la partitura y se trata de traducirlo bien.

-Bilbao, Oviedo, la ópera...

-Exactamente, hay una afición a la ópera en ambas ciudades que es más que regular.

-¿Cómo lleva el permanente cambio de instrumento?

-Forma parte de nuestra profesión. Hay sólo uno o dos pianistas que viajan con su instrumento. En todo caso hay algo falso en ese planteamiento. Un piano tocado en una iglesia es distinto a tocado en una sala de grabación. Me ocurrió en una ocasión con al Orquesta Nacional Escocesa. Un piano seco y al día siguiente, uno magnífico. Este es un gran piano, comenté, y no el de ayer. Pues es el mismo, maestro, me replicaron. Y es que lo que había cambiado era el local.

-¿Le gusta el auditorio de Oviedo?

-Es magnífico. He tocado varias veces en él. Y, claro, en la Filarmónica, que deja un poso de recuerdos y soleras magnífico.

-¿Le es indiferente el resto del programa?

-Me concentro en lo mío simplemente. Y disfruto del resto una vez liquidado el toro. Bueno, no sé si se puede aún hablar con términos de la tauromaquia. ¿Qué hacemos ahora con los poemas de García Lorca y Miguel Hernández y con los cuadros de Picasso?

-La música vive una edad de oro en España.

-En España se dio un boom maravilloso con las comunidades autónomas, cada una quería su orquesta y su teatro. Ahora estamos en el proceso inverso. No sé, como todo es cíclico, volverá lo bueno otra vez. El lema es más cultura y menos basura.

-La cultura es el concierto de Chopin, ¿y la basura?

-Lo que sale por televisión en cuanto la enciendes y te cuentan quién se ha acostado con quién.

-Estrena grabación.

-Estoy en la cresta de la ola si se me permite. Acabo de publicar mi segundo DVD. El primero fue con la Sinfónica de Londres y sir Colin Davis. Celebrábamos así mi cincuenta aniversario con ellos. Hablo de 50 años como si no fuese nada. Tuvo un éxito enorme, ha estado en los primeros puestos de Amazon en EE UU y recibió críticas de cinco estrellas. Tan bien fue que ahora hemos hecho otro con la Filarmónica de Berlín y su director, Simon Rattle. Como contraste se ha dedicado a Falla y sus amigos. Falla con «Las noches en los jardines de España», naturalmente. La grabación que se hizo en Berlín fue sensacional. El producto es de primera calidad.

-¿Y los amigos?

-Entonces, en 1909, eran Albéniz, Granados, Ravel y Debussy. Eran amigos y eso es algo a tener en cuenta. Mejor no aislar la obra de Falla, mejor verla en su contexto y considerar las influencias que recibió del impresionismo y de la música francesa. Por eso el nuevo DVD incluye un recital en vivo que di en el teatro Real de Madrid con obras de Ravel, Granados, Debussy y Albéniz.