Pianista, ofrece hoy en Oviedo el concierto de Grieg

Oviedo, Javier NEIRA

El pianista canario Iván Martín, con la orquesta Oviedo Filarmonía, conducida por el maestro Marzio Conti, abre hoy, en el auditorio de Oviedo, las Jornadas para Piano «Luis G. Iberni», ofreciendo el concierto para piano y orquesta de Grieg. El programa incluye asimismo «Finlandia», de Sibelius, y la «Sinfonía escocesa», de Mendelssohn. Las Jornadas cuentan con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. La cita es a las ocho de la tarde, con entradas entre 15 y 19 euros. Martín es un pianista tan joven como consagrado, ha tocado en los mejores coliseos del mundo. En Oviedo, en otras tres ocasiones.

-¿Cómo es el concierto de Grieg?

-Tiene una estructura muy agradecida de interpretar. Y con una orquesta como Oviedo Filarmonía, tan colaboradora y lo mismo el maestro Marzio Conti, se toca muy a gusto. Es su obra más celebre, con un gran lirismo, con pasajes virtuosísticos que recuerdan a Liszt y Chopin y que, después, reelabora con temas de folclore nórdico.

-Tocará a Grieg entre Sibelius y Mendelssohn.

-Cuando colaboras con una orquesta es como tocar música de cámara llevada a gran formato. Desgraciadamente no es fácil encontrarse con la calidad del maestro Marzio Conti y de la orquesta Oviedo Filarmonía.

-¿Manda el director?

-Sí, musicalmente sí.

-¿El solista se pliega?

-Nos encontramos, explicas cómo lo haces y el director se pone al servicio del solista. En este caso salió todo sin más porque estábamos de acuerdo en todo.

-Unas veces en concierto y otras solo, en recital, ¿hay mucha diferencia?

-El recital es otro aspecto de la carrera. Te define como músico. Abordar con una orquesta obras de repertorio es, asimismo, bueno.

-Nació hace treinta y tres años en Las Palmas de Gran Canaria...

-Allí terminé con 17 años el Conservatorio Superior. Había empezado con 4 años.

-¿Por tradición familiar?

-No, no había músicos en mi familia pero con esa edad ya tocaba un teclado. Salí a Italia con maestros como Joaquín Achúcarro. Estuve en la Escuela Superior Reina Sofía, en Madrid y después estudié con un maestro polaco heredero de Zimmerman.

-Y a viajar y tocar.

-Sí, muy feliz. Hay que hacer sacrificios pero yo los hice en su momento: seis o siete horas al piano, de niño, en vez de jugar con otros críos.

-Siempre cambiando de instrumento.

-El piano es el instrumento más imperfecto técnicamente, da una enorme cantidad de problemas. Hay que acostumbrarse sobre la marcha a nuevos y nuevos instrumentos. Pero siempre me gustó. No eliges, te eligen.

-¿Repertorio?

-Muy amplio. Mi primer disco para Warner, que se editó el año pasado, fue de sonatas de Antonio Soler, a caballo de los siglos XVII y XVIII. El segundo disco, que saldrá esta semana, es con conciertos inéditos de Mozart...

-¿Aún hay conciertos inéditos de Mozart?

-Sí, medio los descubrimos nosotros. Son tres conciertos, que se han catalogado recientemente, para piano y orquesta reducida. Los compuso con 12 años sobre sonatas de Johann Cristian Bach. Y en Oviedo voy a tocar a Grieg. No creo en etiquetas, disfruto de la música con mayúsculas.

-¿Dónde vive?

-Ahora, en Valladolid. Viví un tiempo en Madrid pero Valladolid está a solo 50 minutos de Madrid en AVE, tiene una programación excepcional y es una ciudad más tranquila. Mi mujer es profesora en el Conservatorio y toca en la orquesta de la comunidad. El aeropuerto me comunica con Alemania, Francia, Inglaterra e Italia sin necesidad de pasar por Madrid.

-Volviendo a Grieg...

-Siempre he investigado. Para este concierto cuento con una partitura revisada por una alumna de Grieg. Comparadas, las ediciones estándar tienen doce errores. Eso implica un trabajo añadido.