La programación de «Jazz en el centro» organizada por el Taller de Músicos de Gijón presentó a Joe Magnarelli, un trompetista curtido desde mediados de los 80 con figuras como el vibrafonista Lionel Hampton o el pianista y organista «Brother» Jack MacDuff. Sus registros se adaptan muy bien al contexto más lírico melódico al igual que a la pulsación rítmica más efectiva, fruto de su trabajo junto a cantantes como Harry Connick Jr. y a orquestas de jazz como las de Toshiko Akiyoshi, Glenn Miller o aquellas radicadas en auténticos núcleos musicales neoyorkinos como el Carnegie Hall o el Village Vanguard. En su reciente concierto en el Centro de Cultura «Antiguo Instituto» estuvo acompañado por el pianista Fabio Miano, el contrabajista Ignasi González y el baterista Esteve Pi, todos ellos reputados músicos de acompañamiento que han recalado varias veces en Gijón como «sidemen». El programa fue muy dinámico, con momentos para el bop, el blues, el funk o la balada.

Uno de los puntos clave en el concierto ofrecido por el cuarteto fue su buen entendimiento en escena. El swing estuvo presente durante todas las intervenciones, reflejando un buen conocimiento de la época dorada del jazz y estableciendo unas cómodas pautas de convivencia. Incluso hubo solos compartidos en los que la batería por un lado, y el trío como armazón por otro, fueron estructurando un trepidante diálogo. Pero es que si la fluidez en el fraseo y los nada redundantes recursos improvisatorios de Magnarelli constituyeron dos importantes bazas, no podemos dejar atrás las cualidades del trío restante. La creatividad y el impulso rítmico del piano de Miano, la robustez sonora y elegancia del contrabajo de González y el detallismo percusivo de Esteve Pi, quien no duda en cambiar sutilmente los patrones de acompañamiento y varias veces de baqueta en función del carácter interpretativo (condicionando, lógicamente, a todo el grupo).

En el repertorio hubo atención para nombres como el saxofonista Julian «Cannonball» Adderley o el pianista Thelonious Monk (cuya recreación de «Ugly beauty· -incluso en su introducción para piano- se apoyó en la importancia de los silencios, tan patente en Monk). El standard -procedente del musical- «I've never been in love before» (compuesto por Frank Loesser y popularizado, entre otros, por el trompetista Chet Baker en una adaptación vocal muy personal) también mostró el potencial expresivo del cuarteto. También hubo composiciones propias de Magnarelli, como el caso de «44», pieza inédita aún no publicada que tiene ciertos aires próximos al «A night in Tunisia» de Gillespie, o «Eracism», pieza con sordina inspirada en Martin Luther King e incluida en su reciente disco «My old flame», grabado junto a una banda y una orquesta de cuerdas (con orquestaciones de Marty Sheller), y que el propio Magnarelli definió en el concierto como «ideal para una velada romántica».