Oviedo, J. B.

José Antonio Quirós estrenó ayer la segunda parte de la trilogía de las ilusiones, «Desde Rusia con dolor», donde plantea el choque cultural a través de la relación del taxista de Pola de Siero Manuel González con Alla, una mujer rusa. Sigue así el hilo de la primera parte, «Objetivo Braila», con el mismo taxista y su relación entonces con una mujer rumana. «Desde Rusia con dolor» se estrenó en un teatro Filarmónica de Oviedo abarrotado y ante un público que atendió reflexivo a un primer tramo de la cinta rodado en San Petersburgo en el que se plasma la ilusión de una serie de mujeres por buscar una vida en otro país. Otra parte del documental se centra en la historia en común entre Alla y Manuel aquí, en Asturias.

Una fase en la que Quirós introduce momentos de humor y que tienen un punto álgido en una escena en la que ambos observan un vídeo de la familia rusa, con una joven cantando ópera a la par que suena -sensible- un piano. «Yo soy de Bruce, del Boss, lo vi tres veces, dos en Gijón y una en Valladolid», dice el protagonista. Un ejemplo musical que, sin embargo, define la disparidad de gustos, y que da señales de que la convivencia se va apagando. Un final que invita a la reflexión y que plantea la dificultad en las relaciones, máxime si de por medio hay distancia geográfica, social y cultural. La chica toma una decisión transcendental que da pie a la última y lúcida reflexión de la película, con Astorga al fondo, pista que ya había dado en la presentación Bonifacio Lorenzo, director de la Filmoteca de Asturias, que coordina el ciclo. Con el sabor que deja la convivencia en entre dos personas muy distintas el filme se despide entre los aplausos del público.

Quirós explicó a LA NUEVA ESPAÑA cómo elaboró el documental: «Tras "Objetivo Braila" di un salto para contar el punto de vista de las mujeres rusas. Encontré una sensibilidad especial. He indagado, y son mujeres ilusionadas con formar familias fuera de su país. Por cierto, en Rusia hay doce mujeres por cada hombre. Una de estas mujeres rusas viene a convivir con Manuel González, el taxista de Siero». Se juega con los «silencios y la convivencia del día a día». En Rusia, añade Quirós, «exploré un prototipo de mujer, y me meto en su modus vivendi y, a partir de ahí, saltamos a Asturias. Se ve nítido el choque de sensibilidades». En resumen: «De un lado reflejo las ilusiones de unas mujeres, y después, la realidad. En Asturias se describe la convivencia y la realidad, y en Rusia, la ilusión». Así es «Desde Rusia con dolor». Más respuestas en «Despoblados», la última de la trilogía.