Madrid, Efe

Maite Carranza (Barcelona, 1958) quería dar voz en su libro «Palabras envenenadas» a «los que no tienen voz», a los niños y jóvenes que han sido víctimas de los abusos sexuales y que están, por ello, «silenciados por la vergüenza, por el miedo, por su invisibilidad».

«Palabras envenenadas» acaba de recibir el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, del Ministerio de Cultura, y en él su autora quería «indagar y explorar» un tema todavía considerado «tabú», según cuenta en una entrevista con «Efe» tras conocer el galardón de boca de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

Maite Carranza, que el año pasado quedó finalista del mismo premio con su libro «Magia de una noche de verano», reconoce que «Palabras envenenadas» era «una apuesta arriesgada», aunque subraya que precisamente en estos riesgos es donde el escritor «se atreve más» y no se preocupa de que el libro guste o no, sino de decir lo que desea.