Directora de la Fundación Premios Líricos Campoamor

Oviedo, P. R.

Inés Argüelles, diplomática de carrera, cumple este año seis ediciones como directora de la Fundación Premios Líricos Teatro Campoamor. Su trabajo es tan discreto como eficaz. Los galardonados de este año se conocerán el próximo fin de semana. El jurado iniciará el jueves las deliberaciones. Los premios se entregarán en una gala que este año volverá a dirigir Emilio Sagi.

-¿Cómo cree que han evolucionado estos premios, hasta ahora únicos en Europa?

-Hemos logrado su consolidación. Ello se debe a la calidad de las candidaturas, al rigor y profesionalidad del jurado y a la creatividad y entusiasmo de los magníficos directores de escena con los que siempre hemos contado para realizar la gala de entrega.

-El Ayuntamiento de Oviedo y la Fundación han sido hasta el momento los únicos apoyos institucionales de los galardones. ¿Por qué cree que el Gobierno regional no se ha implicado hasta ahora, tal vez por cuestiones políticas?

-El Ayuntamiento de Oviedo, y más concretamente su alcalde, Gabino de Lorenzo, fue quien puso en marcha esta iniciativa y hasta ahora es cierto que el apoyo institucional ha sido únicamente del Consistorio. Las recientes modificaciones en la composición del patronato de la Fundación, con la inclusión de miembros de Foro Asturias y del PSOE, y el apoyo que éstos están dando al proyecto, me hacen pensar que quizá se produzcan cambios en este campo. Lo deseable sería que los proyectos culturales nunca se vieran utilizados para fines políticos. Por desgracia, no siempre es así. Creo que la labor realizada hasta el momento y los indudables éxitos obtenidos hacen que se nos vea como lo que somos, una Fundación puesta al servicio de una idea, la promoción de la lírica y de Oviedo, en la que empeñamos con absoluta seriedad todos nuestros esfuerzos. Eso, al final, va calando.

-El Ministerio de Cultura tampoco los ha apoyado. ¿Cambiará esto si gobierna el PP?

-Con el Ministerio de Cultura hemos mantenido conversaciones recientemente con un resultado muy esperanzador y que creo puede materializarse pronto.

-¿Qué significan estos premios para Oviedo?

-Ayudan a amplificar lo que siempre ha sido una seña de identidad de la ciudad, su amor por la música. Se trata de sumar a lo ya existente, de añadir valor a la imagen de ciudad de larga tradición universitaria, intelectual, creativa y, muy especialmente, operística. La rentabilidad económica que esta actividad supone para la ciudad es indudable y ha sido analizada y probada por la firma Deloitte, que ha publicado los resultados de este análisis en un interesantísimo informe.

-¿Hay buenas candidaturas este año?

-Son, un año más, muy buenas. Son un reflejo de la evolución en lo que se programa. Hay que tener en cuenta que concurre en cada categoría lo mejor que se ha presentado la temporada anterior en España, así que, como siempre nos pasa, las sesiones de trabajo del jurado serán intensas. Todos los años son un reto. En España se hace una excelente temporada de ópera en el conjunto de sus teatros y festivales y escoger entre tanto bueno nunca resulta tarea fácil.

-¿El sector valora estos galardones?

-La excelente acogida que tienen en el sector es un hecho. La mejor prueba es la entusiasta participación de teatros y festivales mandando candidaturas, el interés de los premiados en venir a recoger el premio a Oviedo, teniendo, a veces, que hacer combinaciones de viaje muy complicadas para poder llegar a tiempo desde donde estén actuando, y, por último, que primeras figuras de la dirección de escena internacionalmente reconocidas hayan dirigido la producción de la gala. La suma de todo ello es el mejor aval posible.

-Sagi, Giancarlo del Monaco, Marina Bollaín y Lluís Pascual han sido, por el momento, los directores artísticos de un espectáculo que nunca defrauda. ¿Cómo hacerlo llegar más al público?

-Han sabido crear espectáculos brillantes que han hecho disfrutar a todo el mundo, alejándose de la formalidad de una entrega de galardones al uso y haciendo del mundo de la lírica el auténtico protagonista de cada ocasión. Sería muy deseable que un medio tan poderoso como la televisión se implicara más ayudando en su difusión.

-¿Cuál debe ser el papel de la cultura en una situación de crisis como la actual? ¿Qué es esencial?

-Cuando hay crisis económica hay que procurar recortar lo superfluo. Lo delicado es saber diferenciar lo superfluo de lo esencial. Es imprescindible que el político a quien corresponde la decisión sepa hacer la distinción. Por su parte, es responsabilidad del gestor hacer su labor con el máximo de austeridad. Desde el inicio de las actividades de nuestra Fundación, aunque entonces estábamos en época de bonanza, yo me propuse como lema «más con menos» y tengo que decir que en estos años no nos hemos desviado ni un ápice. La subvención del Ayuntamiento y la generosa contribución de los empresarios de Oviedo se han dedicado en una abrumadora proporción a sufragar los gastos generados por la gala, destinando siempre el mínimo imprescindible a los gastos corrientes de funcionamiento. Esos espectáculos se han gestionado en su integridad desde un despacho de ocho metros cuadrados gracias a la dedicación y el talento de dos personas sin cuya excelente labor yo no podría estar contestando estas preguntas. En lo relativo a la austeridad exigible en estos momentos, nosotros venimos con los deberes hechos de casa.

-¿No deberían implicarse más los bancos y las grandes empresas en el mecenazgo cultural?

-Las grandes empresas hacen mecenazgo. No reconocerlo sería muy injusto. Estoy absolutamente convencida de que si el empresario de nuestro país disfrutara del mismo régimen fiscal en esta materia que el de los Estado Unidos, se comportaría de idéntica forma y en muy poco tiempo tendríamos una cultura de mecenazgo individual y empresarial comparable a la norteamericana, pero eso es también una decisión política.