Gijón, J. L. ARGÜELLES

La candidata de Francia al «Oscar», «La guerre est déclarée», de Valérie Donzelli, que también se ha hecho con el premio a la mejor actriz y al mejor actor, y la ópera prima del argentino Santiago Mitre, «El estudiante», fueron ayer las grandes triunfadoras en la gala que cerró, en un abarrotado teatro de la Laboral, la 49.ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. Ambas películas se llevaron ex aequo, por razones distintas y complementarias, según explicó el jurado, el premio «Principado de Asturias» al mejor largometraje.

El acto de clausura, en el que el director Montxo Armendáriz recogió el premio nacional de cinematografía que lleva el nombre del fallecido actor mierense Nacho Martínez, estuvo conducido por la actriz, cantante y modelo Blanca Romero, que este año tuvo presencia además en el festival por su papel en «Los muertos no se tocan, nene», y por el escritor y periodista Pepe Colubi. El humor de éste, que entra por lo legal igual en el palacio de la Zarzuela que en Ferraz o en Génova, empieza a ser un clásico. A falta de las cifras oficiales, el certamen ha vuelto a ser un éxito de público, que ayer dio su apoyo a la cita. Todo indica que superará la afluencia del año pasado, con más de 74.000 espectadores, dato que le mantiene a la cabeza de los certámenes españoles, sólo por detrás de los de San Sebastián y Sitges.

La decisión del jurado muestra que hubo una deliberación apretada. «Son dos títulos que nos han impresionado y están al mismo nivel; se complementan como visión del cine», subrayó Fernando Lara. «El estudiante» pone la lente en el microcosmos universitario de Buenos Aires para construir una metáfora moral y universal sobre el mundo de la política. El filme de Mitre obtuvo también el premio del jurado joven, además del galardón al mejor guion. Jornada redonda, pues, para el joven director argentino. «Su mirada es honesta y se sale de los clichés habituales», manifestó Carmen Menéndez en nombre del jurado joven.

«La guerre est déclarée», que, además de los dos premios citados, se alzó también con el de mejor actor (Jérémie Elkaïm), ofrece una vital y singular visión de cómo una pareja afronta el cáncer que padece su hijo Adán. Nada que ver con las lacrimógenas cintas al uso. Desde su presentación en Cannes, el filme ha conmovido a los franceses. «Aporta algo sustancial al arte cinematográfico con su mezcla casi imposible de géneros», hizo resaltar Lola Mayo. «Nos ha emocionado y no es melodramática», indicó Eduardo Chapero-Jackson, presidente del jurado.

El premio «Rellumes», que refleja la opinión de los espectadores y patrocina este diario, fue para «Tomboy», de Céline Sciamma. Otra cinta francesa de mirada fresca que ya recibió el «Teddy» en Berlín. Julio Puente, director de la edición de LA NUEVA ESPAÑA en Gijón, entregó el galardón a Emilio Oliete, distribuidor del filme, en una gala que arrancó con un sorprendente y brillante espectáculo audiovisual de «Plataforma», colectivo del que forman parte Ramón Prada, Komatsu y Fiumfoto.