No deja de resultar curioso (y significativo) cómo esos voceros del nada-nuevo-bajo-el-sol, pose guay para quedar bien en todo tipo de reuniones ad hoc, suelen hablar del nada nuevo bajo el sol, de la repetición del todo-ya-está-inventado. Falacia paupérrima de tertulia estúpida subida de miras, cual clubete de golf o así, queda al descubierto cuando se enfrenta a una locura romperreglas como «Za!». Stanley Kubrick se equivocó en la banda sonora de «2001, una odisea en el espacio», pues ellos con su neurótica catarsis experimental, aullidos, ritmos sostenidos, gamberrismo sonoro, habrían sido los candidatos. Pero como las apariciones estelares sin sustrato se vinieron a menos hasta aburrir (y de eso, políticamente que no de modo musical, sabemos algo en Asturias).

Otra cosa son los madrileños «Lüger», con un inserto asturiano a la batería -Raúl Gómez, reivindicativo con su camiseta de RTPA-, una formación cuyo proyecto se nutre, sí, de rock alemán setentero, pero también de todas las alucinaciones sónicas posteriores («Spacemen 3», los «Primal Scream» del «Screamadelica», «Spiritualized») para alcanzar un éxtasis sonoro sólo apto para oídos avezados y espíritus sin prejuicios. Ritmos imparables, hipnóticos en su sucesión (los «Neu!» son todo un referente) consiguen llevar a aquel que se sumerja en su bucle sonoro, que también es una atmósfera, a un nirvana sónico donde no existen ni las fronteras ni las reglas. Una oda al éxtasis sonoro, con el efecto feedback cruzando los oídos como una droga alucinógena, para verter un show altamente estimulante. Sin lugar a dudas, uno de los conciertos del año en Asturias.