Pese a que la denominación «Música del siglo XX» parece querer llevarnos por la senda de la contemporaneidad y de la fusión más próxima a la idea de globalización, también hay sitio en los ya consolidados ciclos de Cajastur para bucear a través de una tradición asturiana sin excesivos aditivos. Fue lo que ofreció «La Bandina'l Bache», liderada por el etnomusicólogo y multiinstrumentista Héctor Braga. Héctor sabe conciliar ambas facetas en su expresión artística y lo desarrolla a través de diversas propuestas con formatos variados (desde un amplio grupo «electrificado» hasta pequeñas combinaciones instrumentales o, incluso, recitales a solo), lo que también determina el tratamiento musical. Junto a él, el acordeonista Nel Sánchez (curtido en la «Bandina La Curuxa» o el grupo de pandereteras «Nerbia»), el gaitero Valentín Benavente (también percusionista en la gijonesa Banda de Gaites «Noega», dirigida por Pablo Rodríguez Alonso y que este año cumplió su vigésimo aniversario) y el percusionista Arsenio Ruiz (que además de coincidir con Nel en «La Curuxa» y con Valentín en «Noega» -donde es director de percusión- también participa con otras bandas de gaitas como «Llariegu», «La Raitana» o «Camín del Fierro») completaron la formación.

«La Bandina'l Bache» refleja el papel de aquellos pequeños conjuntos que amenizan en los pueblos, con un variado repertorio en el que hubo números de danza tradicional a lo suelto (incluyendo a una pareja de baile), marchas procesionales (como la del 2 de Mayo), vaqueiradas (con Arsenio tocando la payecha y Valentín el pandero) y hasta habaneras (conectando con el tema de la emigración a partir de la celebrada composición de Héctor, «La fonda de Lola»). Todo ello canalizado a través de una sobria estética urbana y actual, que evitó nutrirse de efectismos más conservadores (tanto en la indumentaria como en la puesta en escena, con un set percusivo que integró instrumentos tradicionales en una disposición propia de batería). El recital se abrió con Héctor tocando la gaita a la vez que entonaba apropiadamente «Soy de Langreo», precisamente la tierra que le vio nacer. El concierto gozó de gran dinamismo, fomentado especialmente por las dotes comunicativas de Héctor, quien introdujo cada pieza con una contextualización rica en detalles históricos, y cercana a un público de varias generaciones, tanto por su accesibilidad como por sus toques humorísticos (hasta algunas coplas se modificaron haciendo alusión al emplazamiento del concierto y del momento presente, otra forma de involucrar al público y de reivindicar la flexibilidad de la tradición).

Héctor ofreció varias intervenciones a solo, arremetiendo con crudos romances como el del «Sacaúntos de Allariz» o el de la «Cristiana cautiva» (donde hizo buen uso expresivo de los registros de la zanfona, con punzantes disonancias en el caso del primero y de ornamentos orientalizados en el del segundo), picantes xácaras como la de «El reloj» (cuyas coplas interrumpía de forma mordaz para enfatizar los dobles sentidos) o una asturianada -«Texedora de bayu»- dulcificada por su acompañamiento de arpa, aunque no llegase a sonar tan envolvente como su registro para el álbum «Trad.ye» (Vaso Music, 2008), el segundo de su trayectoria en solitario. Otra asturianada, en este caso «Soy pastor», tuvo a Héctor como único protagonista rindiendo un homenaje -a cappella- a José María Martínez Suárez «Botón», uno de los cuatro ases de la canción asturiana, evidenciando una gran limpieza y clarividencia melódica, destacando en los registros graves. En el cantar «La infiel», Héctor recreó con fluidez la dualidad de los roles masculino y femenino con su voz, a medio camino entre el romance y un corrido mexicano, según sus propias palabras. También hubo espacio para un sentido homenaje para el luthier Alberto Fernández Velasco, tristemente fallecido el pasado mes de agosto, y para quien hubo un caluroso aplauso.

La próxima actuación del ciclo organizado por Cajastur en Gijón será el próximo jueves día 15, con un concierto del trío vallisoletano «Klezmática». Esta banda, integrada por Quique Navarro (violín), Miroslaw Kasperek (contrabajo) y Raúl Álvarez (acordeón), aúna en su repertorio la música tradicional de los judíos de la Europa central y del Este, enriqueciéndola con elementos de jazz y de música académica. Presentarán su trabajo «Música judía del este de Europa», publicado por Armando Records en 2007. El concierto dará comienzo a las 20 horas y se celebrará en el pabellón Cajastur (recinto ferial Luis Adaro) de la FIDMA, con entrada libre y gratuita hasta completar el aforo.