El modelo de serie bautizada culebrón ha pegado varios «barridos» de audiencia en España. Unos tremendos éxitos, con bodas (como la de «Cristal») que alcanzaron audiencias increíbles. Se casaba alguien en un culebrón, o se moría algún personaje central, y era toda una convulsión. Da lo mismo el modelo: culebrón español (algo lentos: hay tormenta y se ve la tormenta completa; hay un entierro y sale el cortejo fúnebre al completo); tenemos los modelos americanos y los otros europeos. Todos enganchan. Ahora bien, nada como aquellos malos malísimos de «Dallas», «Dinastía», «Hombre rico, hombre pobre», «El fugitivo» (ese Manco...) o Angela Channing, ídolo de los fieles a «Falcon Crest». Y con ella el gran Lorenzo Lamas, su sobrino televisivo, que más tarde fue motero en otra serie. Funciona el culebrón con malo norteamericano, al menos el malo norteamericano queda grabado en la memoria de la generación a la que le toca. No obstante, mejor la serie tipo telefilme con final en cada episodio. Ese «C.S.I.».