Oviedo, Javier NEIRA

La tertulia se celebró en la tarde de ayer en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.

CARLOS CONDE. El tema de esta ópera de Britten, la primera que compone, es la presencia del mal y los efectos devastadores que produce sobre sus víctimas, en este caso, en buena medida, niños desvalidos.

PALOMA CASTILLO. Bueno, relativamente, porque, por ejemplo, las dos niñas que salen en escena no son precisamente niñas, son otra cosa.

CARLOS CONDE. Me refiero a los ayudantes de Peter Grimes, que son cogidos de una inclusa.

PALOMA CASTILLO. Sí, es evidente.

RAMÓN RODRÍGUEZ. Este año, en esta temporada, hemos visto dos títulos especialmente destacados, «Norma» y, a mi juicio, sobre todo, este «Peter Grimes». Una representación perfecta en lo vocal, en lo musical, en la excelente participación del Coro de la Ópera de Oviedo y en la escena, que ayudó mucho en la creación de la atmósfera opresiva en que se mueve la obra.

CARMEN PÉREZ NOVO. La cuestión central es el mal, pero, concretando, es la sociedad que margina al que es diferente. La señora Sedley se llega a desmayar ante la presencia de Peter Grimes, tal es el terror psicológico que le produce, un miedo que sale del rechazo, porque no es lógico.

PALOMA CASTILLO. Es que está sobrevolando toda la obra la hipótesis de los asesinatos de los niños. No es extraño que sienta terror.

RAMÓN RODRÍGUEZ. El miedo es a la explosión de Peter Grimes, que está latente desde el principio. En su cabeza hay de todo y bullendo con una fuerza terrible, de ahí los miedos. El libreto presenta, sucesivamente, muy bien esa terrible tensión.

CARLOS CONDE. En términos generales y como se ve en este caso, las óperas del siglo XX tienen libretos mucho mejores que las anteriores, muy bien acomodados a la música. Es el caso de Britten, pero también de Berg o de Strauss.

PALOMA CASTILLO. O de Puccini, que hay que considerarlo para el caso como un compositor del siglo XX. Los libretos de sus principales obras son maravillosos.

CARLOS CONDE. El tema central de la representación que vimos el domingo es, insisto, la presencia del mal. Se ve en este título y en otros de Britten como «La violación de Lucrecia». Es omnipresente en su obra. Peter Grimes tiene algo de contrapunto frente a una sociedad llena de miseria moral. Es víctima y verdugo. Aun así, nunca deja de ser cruel con los niños.

PALOMA CASTILLO. Más bien hay que verlo como un enfermo mental. Le pega a Ellen, rechaza el amor y va al suicidio. Britten era una persona compleja y llena de conflictos internos y por eso escoge estos temas. Su homosexualidad le convierte en ese tiempo en una víctima. Hasta que se proyecta la película «Victim», con Dirk Bogarde, a principios de los sesenta, no empiezan a cambiar las cosas. El coro popular canta «destruiremos todo lo que sea diferente a nosotros». Britten se había ido a América. Era común que los homosexuales fuesen sometidos a chantaje. Vive un conflicto interior y exterior terrible.

RAMÓN RODRÍGUEZ. La murmuración recorre toda la ópera, Peter Grimes está atenazado por el qué dirán.

CARMEN PÉREZ NOVO. No creo que rechazase todo, que fuese un marginal extremo. Quiere a Ellen, le gustaría formar una familia y está interesado en su trabajo, quiere tener éxito con la pesca, con su actividad.

PALOMA CASTILLO. Pero la violencia le supera y lo echa todo a rodar.

CARLOS CONDE. Está ilusionado con el amor, con la posibilidad de formar una pareja estable con Ellen.

PALOMA CASTILLO. A la que golpea. Es una personalidad claramente psicopatológica.

RAMÓN RODRÍGUEZ. Britten proyectó muchas cosas suyas en Peter Grimes, aunque no necesariamente esa violencia.

PALOMA CASTILLO. Es una ópera autobiográfica, de eso no cabe la menor duda, aunque con otras coordenadas y parámetros.

CARLOS CONDE. Britten es un pacifista y cuando estalla la Segunda Guerra Mundial abandona Inglaterra y se va a EE UU.

PALOMA CASTILLO. La guerra le importaba un pito. No es que fuese o no fuese pacifista. Y cuando se inaugura la catedral de Coventry compone el «Réquiem de guerra» porque es por encargo, así que no se trataba de una cuestión de criterio.