La búsqueda incesante de métodos que combatan la obesidad ha dado un paso de gigante con dos estudios de investigación recientemente publicados, uno realizado en Estados Unidos y otro en Canadá y que señalan al ejercicio físico y a las bajas temperaturas como dos formas de quemar calorías y perder peso. Ambas líneas de trabajo en la lucha contra el exceso de kilos se centran en la grasa corporal, que es de dos tipos: blanca o marrón. La primera, explica el doctor Jesús Bernardo García, «es la que se acumula como reserva de energía», mientras que la segunda, conocida como parda por su color, «quema energía para generar calor. De hecho, se sabe que los bebés tienen grasa parda para mantenerse calientes y lo mismo ocurre en los animales que hibernan, como los osos».

Gracias a los últimos estudios -uno de ellos realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Sherbrooke, en Quebec (Canadá), y coordinado por André Carpentier- se sabe, señala el especialista en nutrición, que «los adultos podemos producir más grasa parda si estamos expuestos al frío. Se produce un cambio de grasa blanca a grasa parda debido a la activación en el organismo de una ruta nerviosa y bioquímica que comienza en el hipotálamo y finaliza en las células adiposas blancas». Por ello, apunta el doctor Bernardo, las personas con una vida física y socialmente activa tienden a estar más sanos que las inactivas y solitarias. «Y esto se debe a que se estimula el hipotálamo para que produzca una proteína llamada "factor neurotrófico derivado del cerebro" (BDNF) que activa el sistema nervioso simpático y transforma la grasa blanca en grasa parda y quema la energía almacenada. La actividad normal del BDNF ayuda al control de la ingesta de comida y al equilibrio energético».

Por su parte, continúa apuntando el especialista, «un exceso de BDNF desencadena el envío de señales nerviosas del sistema simpático a las masas de grasa blanca del cuerpo. Estas señales activan genes específicos para la grasa parda y suprimen genes de la blanca». El bloqueo del BDNF, por otro lado, «inhibe este cambio de la grasa blanca a parda».

Si el ambiente frío, como comienza a conocerse ahora, pone en marcha el funcionamiento de la grasa que consume calorías, se puede decir que existe una relación entre la obesidad y la temperatura demasiado alta del interior de las viviendas.

En cuanto a la actividad física, decir que, además de saludable, es una forma de adelgazar ya que con ella se gana masa muscular y se pierde grasa. Y el deporte, al igual que el frío, activa el tejido adiposo marrón (la grasa parda), según un trabajo publicado por la revista «Nature» y firmado por dos profesores del Dana Faber Cancer Institute de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Un grupo de investigadores ha descubierto en experimentos realizados con ratones una hormona nueva que genera el músculo cuando se ejercita y que repercute en la grasa parda despertando su funcionamiento. La conclusión que se extrae de este trabajo es que la actividad física no sólo quema calorías cuando se practica deporte, sino que se produce un consumo extra al activar este tejido.

Y sumando los resultados de ambos estudios se puede decir que el ejercicio físico a bajas temperaturas contribuirá aún más a esa lucha contra el sobrepeso, reconoce el doctor Bernardo.