Madrid / Oviedo,

Agencias / P. Á.

La cifra de fumadores ha aumentado ligeramente (0,5 por ciento) en los últimos cuatro años en España, pasando del 17,1 por ciento de 2007 al 17,6 por ciento en 2011, a pesar del último endurecimiento de la ley Antitabaco, en vigor desde el inicio de 2011. Esta subida afecta sobre todo a mujeres -entre quienes ha subido un uno por ciento, hasta situarse en el 18 por ciento, frente al descenso de un punto entre los varones-, y en jóvenes, a partir de los 13 años.

Éstas son las principales conclusiones del III Estudio sobre tabaquismo pasivo que realiza la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), en colaboración con Almirall. Fue presentado ayer por el presidente de la Separ, Juan Ruiz; el vicepresidente neumólogo de esta entidad, Juan Antonio Riesco, y su coordinador de Tabaquismo, Carlos Jiménez-Ruiz. La situación reflejada en el trabajo es -subrayan- similar en todas las autonomías.

Basado en la opinión de casi 3.300 personas entre los 13 y los 65 años de edad y que compara datos de 2011 con los de 2007 y 2005, el estudio señala que, a pesar del endurecimiento de la norma, el consumo medio diario de tabaco se ha mantenido en los 12 cigarrillos. Es mayor en hombres (13) que en mujeres (10).

A juicio del vicepresidente neumólogo de Separ, coordinador de los tres estudios, resulta «preocupante» el aumento de fumadores desvelado por este estudio, ya que demuestra que la última norma antitabaco no ha servido para prevenir el tabaquismo, sobre todo entre los más jóvenes, donde se observa una tendencia al alza en este consumo. Asimismo, se ha observado «escasa influencia» sobre la cantidad que se fuma.

Acerca del posible efecto disuasorio de la última norma antitabaco, el estudio revela que uno de cada tres fumadores (27 por ciento) intentó dejarlo aprovechando su entrada en vigor. De ellos, sólo el 12 por ciento solicitó ayuda médica para abandonar el hábito. Quizá también por este motivo, únicamente un 6 por ciento logró el éxito. «Un 14 por ciento volvió a fumar en menos de 24 horas y un 72 por ciento recayó en el primer mes», destacó Riesgo, quien sostiene que estas cifras demuestran que, si se quiere reducir la tasa de tabaquismo activo en España, será necesario mejorar el acceso de los ciudadanos a los tratamientos médicos.

Pese a todo lo dicho hasta el momento, el marco normativo parece haber tenido un efecto positivo sobre el tabaquismo pasivo. Se ha reducido 17 puntos desde la entrada en vigor de la última ley, hasta situarse en el 21 por ciento. En 2005, el tabaquismo pasivo afectaba al 49 por ciento de la población y en 2007, tras la entrada en vigor de la primera ley antitabaco, bajó al 37,8 por ciento. «La primera ley antitabaco redujo casi 12 puntos la tasa de tabaquismo pasivo (22 por ciento) y la segunda ley logró una reducción de casi 17 puntos, es decir, de cerca de un 44 por ciento», precisó el coordinador de tabaquismo de Separ.

Destaca, por este orden, la reducción del tabaquismo pasivo lograda en el hogar, que ha pasado del 21 por ciento de 2007 al 8 por ciento de 2011; en los locales de ocio, estaba en un 31 por ciento y ha pasado a un 12 por ciento; en el trabajo, ha evolucionado del 11 al 6 por ciento; y en los centros educativos, en los que se queda en el 6,3 por ciento.