Haría falta toda esta página para reflejar un currículum plagado de cargos y experiencias pero, en todos ellos, Federico Mayor Zaragoza ha mantenido una vehemente defensa de los valores y los derechos humanos, que, con un optimismo contagioso, cree que vencerán al sistema actual sometido a los mercados.

Con una conferencia sobre "Un nuevo comienzo: democracia genuina a escala local y global", Federico Mayor Zaragoza inauguró en la Universidad de Alicante el ciclo "¿Capitalismo sin alternativas?" Poco antes, ante un café con leche frente al mar, expresó su esperanza en el futuro pese a la que está cayendo.

- Usted siempre ha defendido los derechos humanos, la libertad, la igualdad, la paz... ¿No se siente frustrado al ver cómo está el mundo?

Al contrario, Yo creo que tenemos un compromiso con las generaciones venideras. Hay que pensar en los que vienen detrás. Hay una frase de Nelson Mandela que a mí me impresionó mucho y es que la solución está en que nosotros pensemos todos los días en los ojos que nos miran. Por eso vale la pena levantarse temprano y seguir trabajando.

-¿Pero realmente estamos evolucionando? Porque a veces da la sensación de que la humanidad va para atrás

Claro que evolucionamos. Recuerde la peste, la gente que vivía en unos metros hacinada sin saber nada del mundo, gente que vivía siempre amenazada con a condenación eterna. Imagínese a la gente que desde que nacía hasta que moría siempre vivía confinada, con poca esperanza de vida, entre guerras...

-Bueno, ahora uno ve el telediario y se le cae el alma a los pies, por ejemplo con las noticias que vienen de Siria.

Sí, pero las grandes guerras han acabado y hemos ido ganando en calidad de vida. Recuerdo el miedo de mi madre a la polio, a la tuberculosis. Hoy tenemos aquí una educación y una sanidad casi gratuitas... Miremos hacia afuera. En Europa nos hemos acostumbrado a mirar a Occidente y sólo somos el 20% de la humanidad, y el 80% está fuera y se muere de hambre. Pero yo soy optimista porque la gente está informada. Hoy la gente joven es mucho más solidaria que la de hace unos años porque conoce y se indigna con lo que ocurre.

-Con motivos...

Claro. Los países occidentales han marginado a la Naciones Unidas, han construido esos ridículos grupos como el G8, pero ¿qué son ocho países por muy ricos que sean frente al resto de la humanidad? Se pervierte la justicia social, la libertad. En los años 60 los jóvenes queríamos cambiar el mundo, y de pronto llegan Bush y Tatcher, hablando en nombre de la globalización y ahora estamos a los pies de los mercados en lugar de hacer una regeneración fiscal y reducir los gastos militares; en lugar de tener incentivos, eurobonos, medios que nos permitan reactivar este tejido industrial que hemos destrozado por codicia porque nos hemos ido donde más barato se producía, a China, y a otros países sin pensar cómo viven las personas que hacen esos productos. No nos ha importado el respecto a los derechos humanos.

-Usted hablaba de esos logros que tenemos en España, esa sanidad y esa educación gratuitos. ¿No teme que lo perdamos con la crisis?

El actual sistema europeo no durará mucho porque lo que no se puede hacer es estar diciendo durante muchos meses que cuando lleguemos crearemos empleo y no hacerlo. ¿Usted cree que puede durar una situación como la de Grecia? ¿Que podemos aceptar que los mercados quiten gobernantes en países democráticos?. Esta situación va a cambiar porque la gente no lo va a aceptar. Esto es intolerable

-Pero ¿cómo?

El sistema capitalista se tiene que hundir igual que se hundió el comunista. Yo en su momento escribí que se había hundido un sistema que, basado en la igualdad, se olvidó de la libertad, pero ahora se hundirá uno que, basado en la libertad, se olvida de la igualdad.

-¿Y qué vendrá después del capitalismo?

Por primera vez en la historia creo que ha llegado el momento de "los pueblos" de los que se hablaba en la declaración de las Naciones Unidas. Mire usted a América Latina que por primera vez se ha emancipado tanto del norte como de la península Ibérica. En África, que a pesar de todo está despertando, ya no la es la África sometida. En el Magreb con la primavera árabe, los dictadores están empezando a perder privilegios poco a poco, es una tendencia esperanzadora.

-Usted es partidario de que los ciudadanos nos impliquemos y levantemos la voz, de que salgamos a la calle.

Yo soy más partidario de una gran movilización en el ciberespacio que en la calle. La calle es más visible pero tiene riesgos de que haya desmanes que pueden ser efectivamente inesperados pero también provocados. En internet se ven iniciativas que no son protestas, son propuestas sensatas y pacíficas. Yo creo que viene una movilización en 4 ó 5 años que va a ser muy interesante porque nosotros los pueblos vamos a decir: Ya está bien. Y ha de ser sin fuerza porque, a la fuerza, siempre gana el poder. Hay que ir de la fuerza a la palabra. Otra de las cosas que me hacen tener esperanza son las mujeres cuya voz está cada día más presente, porque la mujer respeta más la vida y aplaza la violencia. Y además vamos ganando en conciencia global que nos hace movilizarnos. Con estas tres condiciones estoy seguro de que en poco tiempo se cambiará un mundo basado en la mentira, el espectáculo y la especulación por otro más participativo y justo.