El psicólogo Javier Urra, copartícipe del libro "Hablemos de felicidad" que hoy ha salido a la venta, cree que para ser feliz hace falta marcarse retos y tener un proyecto de vida, porque, advierte, quienes matan el tiempo no se dan cuenta de que se suicidan por fascículos.

El libro, editado por Urano y prologado por el exministro y divulgador científico Eduard Punset, recopila las ponencias del I Congreso Internacional de la Felicidad que se celebró en Madrid en 2010, en el que participaron el primer ministro de Bután, Jigmi Thinley, y los científicos Valentí Fuster y Sonja Lyubomirsky, entre otros.

El II Congreso se celebrará también en Madrid, en los Teatros del Canal, los próximos 9 y 10 de abril, según ha informado el Instituto Coca-Cola de la Felicidad, que ha organizado esta tarde en Oviedo una conferencia de Urra, ponente de estos congresos.

En el coloquio, celebrado en el Club Prensa LA NUEVA ESPAÑA de Oviedo con cerca de doscientos asistentes, Urra ha defendido que "la felicidad es lo más serio que hay en la vida".

El que fue primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, autor de varios libros sobre educación y felicidad, sostiene que dinero y salud son contingentes para ser feliz, mientras que el altruismo es necesario.

"Eso sí, si no eres feliz es mejor ser rico", ha bromeado Urra, que confiesa que no juega a la lotería por cobardía, para no conocer si tendría el valor de, si le toca, hacer lo que debe, por ejemplo, "montar un centro de educación especial", su especialidad.

Urra conoce muchos enfermos o lisiados que son felices, aunque, reconoce, tampoco se puede pedir a alguien con cáncer que trate de buscar la felicidad, pero sí que tenga una actitud positiva, porque "si no giramos el tablero y parece que quien sufre es culpable del sufrimiento, y la vida no es Disney".

Recomienda Urra, por ejemplo, que los niños acudan a los tanatorios cuando muere un familiar o no tratar de ser extremadamente feliz porque eso lleva a frustrarse.

También aconseja no confundir placer y felicidad y rehuir a la gente tóxica y quejicosa, a la que le encanta vivir enfadada y pesimista y, como quienes matan el tiempo y se suicidan por fascículos, parece que portan un lapidario "aquí yace" en sus pechos.

Otra sugerencia de Urra es no ser cobarde para amar, sin temor a que se rompa el amor y sufrir.

Preguntas sobre la relación de la felicidad con la genética, la educación o la culpabilidad ha contestado Urra en el coloquio en Oviedo, protagonizado por un hombre de 94 años que ha considerado que la sociedad actual educa hacia la infelicidad. EFE