A los 92 años, acaba de fallecer José María Olona de Armenteras, periodista de vida novelesca muy vinculado a Asturias, por razones profesionales y familiares, que residió algún tiempo en Oviedo y Gijón. Director que fue de Radio Nacional de España en el Principado en la década de los 80, su último trabajo antes de la jubilación, y entusiasta de todo lo asturiano. Olona participó activamente en el Congreso nacional de periodismo turístico celebrado en la región hace veinte años, que constituyó todo un éxito de organización y de asistencia.

Mi relación con Olona había comenzado en Cuenca cuando él dirigía la emisora de Radio Nacional y quien esto escribe el diario local. Fuimos vecinos de casa y de locales profesionales, compañeros de muchos viajes, de congresos en el extranjero y desplazamientos por La Mancha en la Transición, momento en el que se creaba la preautonomía con un José Bono juvenil e incordiante frente al profesor Fernández Galiano, de UCD, presidente provisional.

Años en los que las figuras del centrismo nacional (Calvo-Sotelo, Ordóñez, Lavilla, Sahagún, Cabanillas...) mostraban una gran predilección por los paradores de Alarcón y La Cueva del Fraile para sus reuniones políticas y nos servían materia constante de información y comentario.

José María Olona había sido voluntario en la División Azul y fue condecorado con la Cruz de Hierro alemana. Más tarde, por salvar vidas de judíos y miembros de la Resistencia en Praga, se le concedió la medalla de la Estrella Roja, que no llegó a recoger. Puede que sea el único caso de haber sido condecorado por los dos bandos. También ostentaba la española Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco.

Era lo que se dice un «bon vivant», de gran vitalidad y don de gentes. Fue también corresponsal de «Pueblo» y de Radio Nacional en los Países Bajos. Autor de varios libros turísticos, pregonero y conferenciante. El curioso anecdotario de Olona llenaría un libro entero. Baste recordar que, por pura afición, hizo de presentador en Europa del circo de La Ciudad de los Muchachos.

Siempre tuvo una especial predilección por Asturias y, en especial, por Oviedo, plaza que eligió al dejar la emisora manchega. Lamentablemente, poco después de tomar posesión de la emisora asturiana fallecía su esposa, María Klunder, una mujer holandesa de gran cultura y distinción, buena pianista, que fue inhumada en Oviedo.

José María Olona, como digo, acaba de morir en Palma de Mallorca, donde residía. Ayer fueron inhumadas sus cenizas en el panteón familiar de La Almudena en Madrid. Vaya este amistoso recuerdo, también para sus hijos, José Ignacio, Pilar y Javier, de mi particular aprecio, ligados al mundo de la comunicación y del arte.