Escritora, presentó «Los otros son más felices»

Oviedo, M. S. MARQUÉS

«Lo primero que yo publiqué en mi vida fue en LA NUEVA ESPAÑA, era un relato que ganó el premio de Cuentos Lena, en el año 1982. Desde entonces tengo mucho cariño al periódico». La escritora Laura Freixas (Barcelona, 1958), que recuerda así sus inicios en la literatura, presentó ayer en Oviedo «Los otros son más felices», una novela sagaz y divertida con personajes atractivos que representan dos mundos siempre distantes.

-En «Los otros son más felices» se sustancia un encuentro entre dos mundo diferentes, ¿con qué resultados?

-Lo importante es ser consciente de que nuestros valores, nuestro modo de vida y nuestras costumbres no son los únicos que existen. Siempre debemos someterlos a la prueba de contrastarlos con otros, por lo tanto, hay que elegir. La ventaja de esos encuentros de mundos diferentes, que además cada vez son más frecuentes -el siglo XXI va a multiplicar exponencialmente la experiencia de los protagonistas de esta novela-, es que va a tener que someter nuestros valores a la prueba de compararlos con otros, por lo tanto, no podemos estar tan seguros de que los nuestros son los buenos. Por otra parte, la conclusión de la novela es deshacer esa impresión que tenemos siempre de que hay otros que son más felices que nosotros.

-En los tiempos que corren hablar de felicidad es casi obsceno, ¿le costó encontrar y apostar por este título?

-Es una frase que dijo mi hija cuando tenía 10 años en un momento de crisis familiar. Estaba muy triste y dijo esta frase, una expresión muy ingenua de algo que todos tenemos tendencia a pensar.

-Leyendo la novela uno confirma el dicho de que no es oro todo lo que reluce.

-Sí, esas cosas que socialmente son vistas como envidiables no lo son forzosamente. Creo que en la novela hay como telón de fondo un retrato de la España del gran salto hacia adelante. Empieza en 1971 con una España que vista desde hoy nos parece provinciana y gris, donde la gente no viajaba y las clases sociales estaban muy marcadas, y se ve evolucionar esa sociedad a través de los personajes que salen de ese mundo, muy protegido, y se tienen que enfrentar con cosas que no contaban.

-¿Se observa en la novela ese independentismo que Artur Mas ve tan presente en Cataluña?

-No es un tema de la novela, lo que sí se ve es una época en la que Cataluña se sentía, y en cierto modo era algo más avanzada y europea que el resto de España. Creo que actualmente ya no es el caso. En esa época la burguesía catalana era más culta y más liberal que las clases altas del resto de España. Esta diferencia creo que ya no existe.

-Mas dijo recientemente en una entrevista en «Le Monde» que Cataluña lleva 300 años siendo española a la fuerza. ¿Lo sienten así?

-No lo comparto. Ciertos partidos políticos y ciertos medios de comunicación están jaleando artificialmente un enfrentamiento que afortunadamente no se vive en la calle.

-¿La literatura hecha por mujeres tiene el reconocimiento que se merece?

-Rotundamente no. No se le da el mismo valor y la misma importancia que a la literatura hecha por hombres. Es totalmente falso el mito de que hay tantas escritoras como escritores o más. De hecho yo lo he contado, y es fácil de ver en cualquier índice de publicaciones, las autoras representan hoy un 20 por ciento de lo que se publica y estamos todavía muy lejos del 50 por ciento. El reconocimiento es todavía más desequilibrado en los premios nacionales de literatura, donde la proporción de ganadoras está en torno a un 10 o un 15 por ciento. Las escritoras queremos ser iguales sin que para eso tengamos que ser idénticas. La literatura escrita por mujeres tiene características propias que suponen un enriquecimiento de la literatura porque aportamos nuevos temas y personajes.

-Quedan muchos pasos por dar.

-Y además no se dan solos. No estoy de acuerdo con esa idea tan común de que todo es cuestión de tiempo. Somos las personas las que actuamos en un sentido o en otro, y además observo una involución, un rearme ideológico del patriarcado que se impone con fuerza.

-Algunos ya hablan de contrarreforma.

-Totalmente. Se están poniendo en cuestión cosas como la ley del Aborto. Estoy totalmente de acuerdo con la ley de plazos y con la libertad de la mujer a elegir, sin permisos ni licencias, cuando además es una hipocresía porque todo el mundo sabe que con la ley anterior cualquiera podía abortar pero mintiendo.