El actor Jorge Sanz representa la obra «Crimen perfecto». En la función interpreta dos papeles en uno, dado que encarna al protagonista de la película desde que llega al plató y el papel que éste realiza en la cinta.

Viene en el reparto de la obra «Crimen perfecto».

No he hecho demasiado teatro, pero desde hace diez años no he parado de subirme a los escenarios. Este proyecto me vino un poco porque mi cultura teatral procede de otras obras que me han hecho disfrutar como «Arsénico por compasió» o «Descalzos por el parque». Son montajes de los que se han hecho filmes, que me han gustado, y son las que me divierte hacer en teatro.

Esta obra es una recuperación de un clásico del cine. Cuéntenos.

Inicialmente este texto fue una obra de teatro que estrenó el dramaturgo inglés Federic Knott en Broadway. Posteriormente Hitchcock la recuperó para el cine. Este director era un hombre retorcido al que le gustaba hacer sufrir al público de alguna manera y desde mi punto de vista lo que pudo llamarle la atención de la obra fue el personaje malo, dado que él defendía que el malo tiene que ser el bueno. Este personaje perverso y el espectador disponen de una información que no poseen el resto de otros actores al igual que hacía Hitchcock en sus películas de suspense. Esta obra conlleva una tensión dramática muy fuerte en el espectador. El protagonista quiere matar a su mujer y el público tiene que razonar como lo haría un asesino.

Un elemento adicional que complica un poco la trama, incluso la representación, es un decorado que gira 360 grados.

El director Víctor Conde pensó realizar un homenaje a todas las películas de Hitchcock. Nosotros recreamos el rodaje de la película en los años 50. El decorado donde transcurre la acción es giratorio y está incluido en otro más grande que es un plató de cine de los 50. Al espectador además de la función le damos un espectáculo en el que les mostramos cómo llegaban los actores a plató o cómo los interpretes se preparan. Así se puede ver a una actriz poniéndose una peluca en escena, se ven cómo beben o cómo juegan a las cartas, por ejemplo. Es como una radiografía del cine de los 50 y una obra muy inteligente de suspense.

¿Qué papel interpreta usted?

Doy vida a Ray Milland, el actor que hizo- la película con Hitchcock y que interpretaba a un hombre cínico, envidioso y mentiroso. Se trata de un campeón de tenis venido a menos, arruinado, que vive de su mujer. Descubre que ella tiene un amante. Trata a su mujer con todo el amor del mundo cuando justo antes ha hablado con un hombre para que la mate. Es muy bonito jugar con eso con el público, dado que ve cómo planeo asesinarla y a continuación me deshago en complacerla vestido de smoking.

¿Esta interpretación rompe un poco con la imagen a la que se le asoció de galán?

He hecho un poco de todo. Creo que en realidad no rompo con este estereotipo, sino que complemento mi trayectoria. Desde mi punto de vista es positivo que la gente tenga una imagen de mí como de niño bueno cuando interpretas un papel como este, dado que les choca todavía mucho más. El público en esta obra descubre un registro actoral más que tengo.

Pablo Puyol, con el que comparte escenario, confiesa que usted le gasta algunas bromas cuando están en escena.

Realmente sí, a veces le hago un poco la puñeta. (Risas). Hay realmente un buen rollo entre nosotros. Es una compañía muy bien avenida y gastamos una serie de bromas porque hay amistad y complicidad. Llevamos más de un año con esta función y cada uno tenemos unos proyectos, por lo que ha habido cambios en el reparto, pero el buen ambiente persiste.

¿Le gusta haber sido un sex-symbol durante los 90?

Contrariamente a lo que piensa la gente considero que el que te asocien con un papel es sumamente bueno. Que te encasilles supone que estás presente en la memoria colectiva como un personaje, lo que es complicado para un actor. Cary Grant estuvo muy encasillado y tuvo gran éxito. Para mí es maravilloso que te relacionen con el personaje que se lleva a la chica.

¿Se embarcó en la serie «¿Qué fue de Jorge Sanz?» dirigida por David Trueba para romper con el concepto que se tenía de usted?

No, la verdad es que fue un paso más en mi trayectoria porque vi que era el momento perfecto. Era un proyecto que me divertía mucho. Para mí la comedia está basada en el drama. Yo interpretaba a un personaje, a mí, que no tenía trabajo, paradójicamente haciendo una serie de televisión. De ahí la ironía de la serie.

¿Está compaginando «Crimen perfecto» con algún otro trabajo?

Estoy embarcado en un nuevo proyecto. En unas semanas comenzaré los ensayos para hacer el musical de una película que hice hace quince años, «Orquesta Club Virginia» en el Matadero. Voy a tener que hacer doblete en teatro, lo que nunca había hecho.

¿Había realizado un musical alguna vez?

No. Nunca había hecho uno. En esta ocasión varía mi papel, dado que hace tres lustros interpretaba a un joven músico que descubría el mundo a través de una gira. Ahora estoy mayor para ese papel, pero haré a un miembro de la banda. Lo dirigirá también Manolo Iborra y participarán Enrique San Francisco y Antonio Resines, que estuvieron en la película.

Perfil

Madrid, 1969

Debuta profesionalmente con solo diez años en la película «La miel», de Pedro Masó. Su naturalidad ante la cámara le convierte en uno de los actores precoces más habituales del cine español. Tras aparecer en «Conan El Bárbaro» protagoniza con éxito «Crónica del alba. Valentina» de Antonio Betanco. Siendo un adolescente trabajó en «Mambrú se fue a la guerra» y «El año de las luces». A las órdenes de Vicente Aranda ha rodado «Si te dicen que caí», que le valió un Goya, «Amantes» y «Libertarias», además de la serie de televisión «Los jinetes del alba». El filme «Belle époque» supuso el despegue de su carrera, dado que encadenó varios trabajos como «Los peores años de nuestra vida», de Emilio Martínez Lázaro, «Cha-cha-chá», de Antonio del Real o la más reciente «Oviedo Express», dirigido por Gonzalo Suárez. Con más 40 películas de cine, la obra «Arsénico, por favor» supuso su inicio en el mundo del teatro en 2003. Ha participado en ocho serie de televisión, una de ellas, «¿Qué fue de Jorge Sanz?» creada por David Trueba y el propio Jorge Sanz, es una ficción en clave de comedia basada, en parte en hechos reales, en el que el actor se interpreta a sí mismo en un momento de declive profesional y de dificultades económicas.