¿Cómo nació la ONG Sonrisas de Bombay?

Nació con un viaje de turismo a la India. Cuando llegué, me impactó muchísimo la situación en la que estaban viviendo millones de ciudadanos, prácticamente sin derechos humanos. Entonces conocí un orfanato con 40 niños. En ese preciso instante, me sentí responsable del mundo.

¿Por qué en ese momento y tan lejos de su realidad circundante?

Cada uno tiene su momento en la vida, es como enamorarse, no se elige. Entonces dejé el trabajo en España y me fui a la India a vivir. Y puse en marcha la ONG. Esos 40 niños del principio se han convertido ya en 5.000 personas.

¿Funciona el sistema de microcréditos en la India o es otro modo de hacer negocio con los pobres?

No, no, sí que funciona. La mala fama con los microcréditos nació porque su creador, Muhammad Yunus, fue criticado a raíz de unos problemas que mantuvo con el gobierno de Bangladesh. Aquellas críticas vinieron por rencillas personales, nada más.

¿Por qué eligió en La canción de la concubina el género novelesco para explicar toda su investigación sobre la trata de blancas?

Porque la directora general de la editorial Espasa me lo propuso. Una vez escrito el libro, me he dado cuenta de que la novela me da mucha más libertad porque puedes poner en boca de personajes pensamientos propios que si los dijeras de manera personal causarían mucha polémica. Lo que he novelado son las historias personales que se dan entre los protagonistas, como su historia de amor. Pero las situaciones de tráfico de personas de Filipinas son reales. En las cifras que aporto he sido muy exhaustivo.

¿Por qué España es uno de los principales destinos de estas jóvenes?

Desconozco el motivo. El caso es que el país tiene leyes que se quieren fortalecer para perseguir el tráfico humano. La culpa de que suceda esto es al fin y al cabo del consumidor. Por otra parte, creo que uno de los problemas más importantes de los países del norte, término que no me gusta, es que no son coherentes. Hay mucha hipocresía. Ayer me hicieron gracia los titulares de la noticia sobre la explosión en Siria en la que murieron dos periodistas. Decían lo siguiente: "Dos occidentales fallecen..." ¿Y los otros qué? Parece que es más grave que se hayan muerto dos occidentales. Si realmente creen que es así, que lo asuman y lo digan, que sean coherentes y no vayan con según qué discursos. La incoherencia es nuestro problema: mucha ayuda humanitaria que se hace desde el norte va destinada a países que nos están enviando dinero para comprar armas.

¿Qué es lo más importante en un proyecto de cooperación para que sea eficaz?

El trabajo con la comunidad. Es decir, el blanquito no tiene que ir a enseñarle nada al negrito. La cooperación funciona cuando está trabajando gente que está integrada en la comunidad. En la India saben perfectamente qué es la cooperación, tienen sus universidades, hay gente preparada. Por otra parte, yo soy partidario de aplicar fórmulas empresariales de gestión en las ONG, algo que ha tenido muy mal cartel. Está claro que no se puede estar con la mano extendida siempre, también debemos generar recursos propios.

¿Con la crisis, qué tipo de empresas cree que sobrevivirán?

Aquellas que son coherentes con sus planes sociales y hacen algún bien a la humanidad. Eso de enchufar a tu esposa en la empresa y crearle un departamento para organizar una cena anual no funciona. No puede ser.

¿Cuándo cree que se pierden más los valores, en épocas de bonanza económica o de crisis?

En épocas de bonanza económica. Esta crisis hará que algunas personas se replanteen muchos valores.

¿Se están otorgando bien los Nobel de la Paz?

Los premios son lo que son, un premio y ya está. ¿Un premio cambia la aportación que ha hecho al mundo una persona? No. Un premio no hace santo a quien no lo ha sido.

Para usted, ¿qué es lo que de verdad importa?

Darse a los demás; es decir, que nuestras acciones diarias contribuyan a la vida de los demás.