Oviedo, Ana Paz PAREDES

Los seguidores del cantante y compositor asturiano Chus Pedro, que ayer clausuró en Oviedo su ciclo de conciertos titulado «¿Cómo era aquélla que decía...?», disfrutaron ayer de un espectáculo brillante, lleno de emoción y sentimiento, donde los constantes recuerdos a su familia, a los amigos, a los recuerdos de la infancia y juventud, a El Entrego y a Asturias, en resumen, a buen número de momentos, buenos y malos, compartidos a lo largo de su vida con numerosas personas a las que fue citando entre canción y canción, provocaron los aplausos, los vítores e incluso en alguna ocasión el llanto de quienes ayer disfrutaron de su palabra y de su voz en el teatro Filarmónica.

Acompañado al piano por Gabino Antuña y al chelo por Nacho Alonso (hijo), Chus Pedro fue desnudando su alma ante un público que agradeció con palmas, cantos, sonrisas y aplausos el regalo de numerosos capítulos personales del cantautor asturiano y ex componente de «Nuberu». De hecho, ya fue intenso el comienzo, cuando, hablando de su infancia, recordó aquel día que paseando de la mano de su padre, con muy pocos años, se encontraron con un vecino «que tenía fama de muy tacaño. Le preguntó a mi padre si yo cantaba tan bien como él y éste le contestó: "No sólo canta meyor que yo, sino que va a llegar a cobrar por ello". Si me canta le doy una peseta, le dijo el paisano. Mi padre me animó y le canté "Tengo que cortar un roble". Aquel día gané mi primer sueldo: una peseta. ¿Qué habrá sido de ella?», dijo sobre el escenario.

Así, hilando años y experiencias, fue cantando varios temas que identificó con diferentes momentos de su vida. Cantó «Si yo tuviera una escoba», «Angelitos negros» o «La vida sigue igual», entre otros. También se refirió a sus inquietudes sociales y políticas, que quedaron patentes dentro del colectivo cultural «Camaretá», donde pone música a un texto del poeta Manuel Asur y nace su primera canción. Allí, junto a Manolo Peñayos, surgió «Nuberu». Emocionantes sus interpretaciones, entre otras, de los temas de este dúo que durante 30 años fue seguido por los asturianos. Por citar algunas de las más emotivas, cantó «Los fugaos», «La mula torda», «So vaqueiro», «Dame tira» o «Tengo de rondar to valle». También interpretó temas de su faceta como solista desde 2003, cuando inició un camino propio con «De Ñublu y Orpín».

Chus Pedro cantó a las mujeres, a las madres, y entre ellas a la suya; a su hijo mayor, a su hija Bárbara, a la mina, a los que fueron quedando en el camino y a la Asturias que siempre lleva en el corazón. Especialmente emotiva fue la canción a su hermana mayor «Nenita». No faltaron tampoco «El Chalaneru», «Verdicio» y «El Pozo María Luisa», además de uno de sus temas nuevos. Al final, a modo de agradecimiento a un público al que quiere y en el que confía, Chus Pedro entregó a todos y cada uno de los asistentes, al salir del concierto, una simbólica peseta.