Oviedo, P. Á.

Hacía tiempo que un artículo científico no generaba tanta polémica. La conclusión de que «un feto y un recién nacido son moralmente equivalentes», por lo que matar a un recién nacido no difiere en nada, desde el punto de vista moral, de practicar un aborto, ha suscitado una encendida controversia en internet. Hasta el punto de que los autores de la misma, dos filósofos que la han plasmado en un artículo publicado en la revista «Journal of Medical Ethics», han recibido amenazas de muerte.

Alberto Giubilini y Francesca Minerva, de las facultades de Filosofía de Milán (Italia) y Melbourne (Australia), consideran que lo que denominan «aborto posparto» debería «ser permisible en todos los casos en los que lo es el aborto. Incluso aunque el niño no presente ninguna discapacidad». A juicio de estos autores, tanto el feto como el recién nacido tienen el potencial de convertirse en personas. De ahí la expresión «moralmente equivalentes» y de ahí la tesis de que las mismas razones que justifican el aborto de un feto sirven también para el infanticidio.

A este respecto se ha pronunciado la catedrática de bioquímica Natalia López Moratalla, presidenta de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, quien ha declarado a la edición digital del diario «El Mundo» que estos razonamientos «carecen de fundamento desde el punto de vista médico, ético y científico». A juicio de López Moratalla, la revista en la que se han publicado estas conclusiones no disfruta de un gran prestigio, pese a que forma parte del grupo «British Medical Journal».

Los firmantes del artículo afirman que matar a un recién nacido después del parto no es una alternativa al aborto («realizarlo en las primeras fases (del embarazo) es la mejor opción»). Sin embargo, añaden que «si después del nacimiento se detectase alguna enfermedad no identificada durante la gestación; si algo va mal durante el parto o si alguna circunstancia económica, social o psicológica cambiase y supusiese una carga inaguantable», las personas deberían tener la opción de no verse forzadas a hacerse cargo del niño. Y aunque admiten que la adopción puede ser una alternativa al infanticidio, consideran que «podría causar un estrés psicológico insoportable».

Este artículo ha desatado una catarata de comentarios en internet. A los autores del artículo se les tacha de «crueles, viles o asesinos». Además, ambos han recibido amenazas de muerte. En declaraciones al diario británico «Daily Mail», Minerva admite que los últimos días «han sido los peores de mi vida». Afirma la investigadora que sus palabras se han sacado «de su contexto teórico y académico». «No estoy animando a que se haga», apostilla.

Según el editor de la revista, Julian Savulescu, «la novedad no radica en la defensa del infanticidio, cuyos argumentos se han repetido a lo largo de la historia, sino en su aplicación en favor de los intereses de la madre y de la familia».