Oviedo, Javier NEIRA

Milanov el deseado. El nuevo director de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) era esperado como agua de mayo, así que el público ovetense lo recibió en la tarde-noche de ayer con un acusado júbilo antes aun de coger la batuta y lo despidió, después de dos horas de buena música, con verdadera emoción. La velada en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo superó con mucho los estándares de un concierto de abono.

El programa era muy variado y en cierta medida novedoso: «Last round», de Golijov; «II Concierto» para clarinete, de Navarro, estreno mundial y, ya en la segunda parte, la sinfonía «Del nuevo mundo», de Dvorak, muy propia para interpretaciones cargadas de descubrimientos y sorpresas.

Rossen Milanov fue recibido como un triunfador porque no en vano acaba de ganar el concurso de selección de director titular de la OSPA que se prolongó durante año y medio. Demasiado para algunos. Se trata, además, de sustituir al maestro chileno Max Valdés, de tan grato y largo recuerdo. El maestro búlgaro se hará cargo de la orquesta como director titular el próximo otoño, al inicio de la temporada, pero ayer empezó a ejercer como tal. El contrato le liga durante cinco años.

«Last round», para orquesta de cuerda dividida en dos secciones, gustó desde el para fugado inicial y acabó con bravos lanzados desde el público.

El clarinetista José Franch-Ballester estrenó la obra «II Concierto», de Navarro, con enorme éxito. Un continuo de 21 minutos de duración que fue soñador, casticista, orientalizante, espiritual, virtuosístico, marcial, jocoso, tormentoso y original pues la orquesta intervino tocando palmas en un largo pasaje. Las ovaciones fueron tales que se ofrecieron como propina esos novedosos compases. Navarro, que estaba en la sala, subió al escenario a saludar. Después declaró a LA NUEVA ESPAÑA que estaba «contentísimo con la orquesta, me llevo un excelente sabor de boca de este estreno».

La sinfonía «Del nuevo mundo» según Milanov fue, primero, cantable y potente; soñadora en el segundo tiempo; bailable en el tercero y temperamental en el cierre. Se ganó cuatro minutos de ovaciones.

El maestro Rossen Milanov, terminado el concierto, recibió un sinfín de felicitaciones que personalmente le dieron los aficionados. Declaró que quería «agradecer a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias este concierto increíble, el compromiso que demuestra y su gran corazón. Quiero agradecer también al público la acogida que me ha dispensado y el apoyo que me ha demostrado. Voy a hacer de Oviedo mi segunda casa».