Madrid, Efe

El actor madrileño Quique Camoiras falleció el jueves por la tarde en Madrid, a los 84 años, a causa de un derrame cerebral por el que estaba hospitalizado desde hace una semana en el hospital Montepríncipe, informó ayer la portavoz de la familia, la actriz Marta Valverde. «Ha muerto como un campeón y se ha ido dando las gracias», declaró ayer su hija Natalia. En el tanatorio de Pozuelo de Alarcón, Natalia, muy emocionada, añadió que la familia lo está pasando «muy mal» y que su padre «estaba muy malito de muchas cosas». Sus restos fueron incinerados ayer en el tanatorio de Pozuelo.

Nació en la madrileña calle de la Corredera Baja en año 1928. Hijo de un linotipista, pisó por primera vez un escenario a los 10 años como bailarín de claqué en la obra «Shanghai 1938», y posteriormente estudió solfeo, piano y declamación en el Conservatorio de Madrid, además de cursos de baile en una academia. La guerra civil española la vivió en Madrid y Valencia, donde actuó para el Socorro Rojo Internacional.

En Valencia trabajó en el Patronato, un grupo de aficionados al teatro y, ya de vuelta en Madrid, en 1939 debutó en el teatro Fontalba en un espectáculo de variedades, zarzuela y clásicos con el que recorrió las provincias españolas durante un año. En 1947 formó pareja de payasos musicales con su hermano Paco, pero se vio obligado a interrumpir este trabajo para realizar el servicio militar en Melilla, donde participó en varios grupos teatrales junto al también cómico Juanito Navarro.

Durante catorce años alternó las tablas con su trabajo de administrativo en el Instituto Nacional de Previsión (el actual Insalud). Su primera intervención en una comedia tuvo lugar en la compañía de Tina Gascó interpretando a un botones, y su debut como protagonista, en la obra de Antonio Paso «Qué solo me dejas».

En 1952 comenzó a trabajar en el género de la revista, estrenando en el teatro de la Zarzuela la obra «Piernas de seda» (de Antonio y Enrique Paso), con la que obtuvo un gran éxito, lo que le supuso la firma de un contrato con Muñoz Román para actuar en el teatro Martín. Fue en este escenario donde se fraguó su carrera teatral, hasta alcanzar la cabecera de cartel, que mantuvo durante 25 años, doce de ellos de modo ininterrumpido en el teatro de la Latina. Años más tarde montó su propia compañía, con Lilí Larsson como primera «vedette». Su último papel lo protagonizó durante 2007 en la obra «Y éste hijo... ¿de quién es», una comedia de enredo de su amigo Adrián Ortega, en el teatro Príncipe Gran Vía de Madrid.

«Es uno de los grandes actores que hemos tenido. He tenido la suerte de trabajar muchísimo con él, y tanto me gustaba y tanto le quería que cuando yo podía elegir imponía siempre a Quique», declaró ayer Concha Velasco. Y añadió que era un actor «de tripa» y «de reclinatorio», es decir, «no tenía método y había que ponerse de rodillas ante él».