La Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) recibió esta semana una nueva visita del director Kynan Johns, después de conocerse ya el nombre del nuevo titular de la orquesta. Johns, que fue uno de los candidatos, regresó, así, a Gijón y Oviedo en la temporada de abono de la OSPA, para dirigir un programa con novedades, muy agradecido en cuanto a la recepción por parte del público, a la par que interesante musicalmente. De este modo, asistimos al estreno de «Astrolatry», una obra del israelí Avner Dorman, al mismo tiempo que la OSPA incorporó las «Variaciones sobre una canción de cuna, op. 25», de Dohnányi, a su repertorio, y rescató de su archivo la cuarta sinfonía de Carl Nielsen. Un programa, pues, cargado de sorpresas, idóneo para degustar, además, las cualidades de Johns en la dirección, especialmente en cuanto a su dominio del balance de la orquesta y las diferentes secciones, a través de interpretaciones siempre emocionantes y vitales.

«Astrolatry» es una obra sofisticada y exigente para la orquesta, que explora, a través de la evocación sonora, la naturaleza cósmica. Así conocimos a su creador, Avner Dorman (Tel Aviv, 1975), que triunfa con su música en los circuitos de Oriente y Occidente, respaldado por los grandes directores orquestales de hoy. «Astrolatry» llegó, así, a España, y con ello a Europa, tras su estreno hace un año en Estados Unidos, país en el que Dorman ha recibido, además, numerosos reconocimientos. «Astrolatry» es abundante en combinaciones tímbricas y exuberante en ritmos, ingredientes que se articulan con naturalidad en la obra. A cargo de la OSPA, impactó desde las primeras «revelaciones celestiales», es decir, el «lento» inicial en el que secciones fugaces se sucedieron sobre un ambiente nocturno, antes de la explosión rítmica, de complejo entramado, de la «danza de las estrellas».

El pianista Eldar Nebolsi regresó también a Oviedo con las «Variaciones sobre una canción de cuna, op. 25», de Ernst von Dohnányi, reivindicando así el oficio del compositor húngaro, por medio de una obra de 1914 que ofrece un verdadero abanico de estilos a través de la forma del tema con variaciones, empleando la canción francesa «Ah, vous dirai-je maman», más conocida como «Campanitas del lugar». Una obra fresca, desenfadada, de continuos contrastes que le proporcionan un carácter humorístico. La OSPA así lo entendió, desde la flexibilidad que acostumbra, y en perfecta sintonía con Nebolsin, de toque transparente y delicado, al igual que en su exquisita propina de Chopin, que hizo recordar su paso por las Jornadas de piano «Luis Iberni» en 2010.

Con la «Sinfonía n.º 4, op. 29, "Inextinguible"», de Nielsen, la OSPA puso el broche de oro al concierto, con una interpretación, de la mano de Johns, plena de fuerza. Espectacular continuidad sinfónica lograda en el «allegro», de gran voluptuosidad orquestal, hasta el «poco allegretto», en el que sobresalió el cuarteto de maderas de la OSPA. Tras este movimiento, la obra devolvió a la tensión del comienzo, en un empeño de la música por no apagarse, con gran aliento sinfónico, como el himno a la vida y al hombre que representa la obra.