Dicen, comentan, se rumorea... que en estos programas de chismes varios que pueblan la televisión pagan una pasta gansa por aparición. Es más: dicen, comentan, se rumorea... que hay mucho famosillo venido a menos que aumenta su cuenta corriente gracias a estas intervenciones. Eso sí, hay que contar de todo, hablar mal de padres y madres; de hijos, de abuelos y vecinos. Hay que denunciar a los más próximos; hay que sacar a relucir cuernos, hay que vender las miserias íntimas, las que un ciudadano de a pie no saca a relucir. Claro que lo mismo compensa pactar con los más próximos y llevarse un pastón... En todo caso, nada que ver con estos otros personajes que van a los platós a vender asuntos terribles, asuntos como por el que «La Noria» tuvo que dejar de ser aquella «Noria» ante la ofensiva antipublicitaria. Esos asuntos que tienen que ver con muertes, con asesinatos, con... Sin ir más lejos, la noticia abajo publicada, la niña que denunció a su padre por castigarla, ya empieza a ser un asunto muy de platós y con protagonistas directos. Muy heavy.