Gijón, J. L. A.

Las imágenes de devastación que produjo el terremoto de Haití, el 12 de enero de 2010, aún siguen en percutiendo en la retina y en la conciencia de numerosas personas. El escritor tevergano Celso Peyroux es una de ellas. Fruto agridulce de esa desazón es el libro «Haití, mon amour», donde el autor reúne una serie de «crónicas de esperanza, sin convencimiento», que son, además de testimonio vivo, una llamada de atención a la solidaridad universal.

Peyroux, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), presenta hoy esas «crónicas» de urgencia en el Antiguo Instituto (19.30 horas). Estará acompañado por el editor del libro, César G. Santiago, responsable del sello Ediciones La Cruz de Grado, y por el también escritor José María Ruilópez.

El cronista tevergano estuvo el año pasado en Haití, donde trabajó como cooperante de Mensajeros de la Paz, la organización no gubernamental que preside el mierense padre Ángel. Peyroux colaboró en proyectos educativos y en programas de ayuda a los ancianos, además de cursos de prácticas deportivas y cursos de pedagogía para futuros maestros.

El libro que presenta hoy en Gijón recoge unas doscientas fotos de un país que aún sufre las marcas de un seísmo que, con magnitud 7,0 grados en la escala de Richter, arrojó un terrible saldo: 316.000 muertos, 350.000 heridos y 1,5 millones de personas sin hogar en un país azotado ya por la miseria. Peyroux, que en su título parafrasea otro muy conocido del poeta Ángel González, traza en 24 crónicas periodísticas el retrato de una sociedad en la que el hambre, la escasez de vivienda y la falta de sanidad y educación constituyen el relato cotidiano.

El cronista ofrece, junto a sus contundentes datos, el recorrido por un laberinto de necesidad, desolación y, también, esperanza. Peyroux destina a Mensajeros de la Paz la mitad de lo que obtiene por los derechos de autor derivados de la venta del libro.