Cuenta Job Sánchez (Ares, La Coruña, 1979) que durante años desayunó, comió y cenó en una vajilla de hermosa estampación, cuajada de motivos orientales. Relata, también, que en una visita al Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo, llamaron su atención unos grabados en los que se repetían aquellas mismas figuras tan conocidas: pagodas, aves, barcas o puentes. Y, al interesarse por la historia de esos dibujos y lozas, supo que estaba ante el «estampado Willow», ideado en la Inglaterra de finales del siglo XVIII, a semejanza de las porcelanas chinas. Y que aquellos platos de su casa, en los que tanto demoraba sus imaginaciones, procedían de la Fábrica de San Claudio, donde, al igual que en la gijonesa La Asturiana, se siguieron las líneas de aquel estampado inglés.

Ahí, y en el singular mundo plástico de Job Sánchez, está la génesis de «Los ejercicios Willow», diez telas de cien por cien centímetros que se exponen estos días en la sala 1 del Antiguo Instituto. El pintor coruñés, licenciado en Bellas Artes por Salamanca y afincado en Gijón desde hace seis años, empieza a recoger los frutos de sus trabajos e indagaciones. Además de esta muestra, resultado de un proyecto subvencionado por la Fundación Municipal de Cultura, el artista fue elegido por Adriana Sánchez para inaugurar su nueva galería en la calle de La Merced. Y hay obra expuesta, también, en Ferrol.

Job Sánchez es un pintor con una pincelada muy expresiva, que reivindica el uso de los colores primarios. «Mi lenguaje es el color saturado», afirmó ayer en un encuentro con el público en el Antiguo Instituto. En «Los ejercicios «Willow» están esas abstracciones líricas, sugerentes, a partir de una convivencia con el estilo figurativo de los «estampados Willow». De la conjunción de esos dos mundos plásticos, tan aparentemente distintos, surgen imágenes de una gran belleza y originalidad. El artista pintó esta serie el año pasado. Primero escaneó los motivos de la vajilla familiar de sus ensoñaciones; tras la manipulación y el estampado digital en la tela, completó las obras con distintas técnicas. ¿Metapintura? Sin duda, pero también -y felizmente- muchas otras cosas.