Es la obra más conocida del escritor británico John Boynton Pristley, posterior autor teatral, que lleva a la escena su afán psicológico de novelista. El eje de toda su trayectoria teatral juega con el tiempo, así, en su famosa trilogía «El tiempo y los Conway», «Esquina peligrosa», «Yo estuve aquí alguna vez». Curiosamente esta obra, «Llama un inspector», se estrenó en Moscú en 1945, después se ha representado en todos los teatros europeos. Así en nuestro teatro Jovellanos hubo una representación en diciembre de 2007, bajo la dirección de Juanjo Seoane, e interpretada por el actor Paco Valladares, recientemente fallecido.

Su argumento: una familia acomodada británica, característica de la alta burguesía, celebra una fiesta con ocasión de la petición de mano de la hija y recibe la visita de un inspector de policía que investiga el suicidio de una joven humilde. De una u otra manera todos pudieron contribuir a ese fatal desenlace. La clave de la obra reside en que las acciones humanas reprobables en un orden social, moral o incluso penal, carecen de consistencia y se desvanecen en cuanto adquieren impunidad.

No se trata de un simple retrato de una familia burguesa británica, es extensivo a toda una clase social. Define el señor Birding «no debemos hacer caso a esos maniáticos que dicen que todo el mundo debe preocuparse de los demás, como si estuviéramos todos mezclados».

La obra juega con un doble simbolismo. Por un lado, la muchacha que se suicida, arquetipo de una clase social injustamente maltratada, y de otro, la figura del inspector, como un soporte de conciencia que ante el proceder de todos los miembros de familia les enfrenta con la realidad.

Ante la impunidad como salvaguarda de conductas, las reacciones son dispares, los señores Birding paradigma de su generación: «aquí no ha pasado nada». Mientras que sus hijos se consideran responsables de su proceder y lo asumen, aunque esa circunstancia sea ajena a cualquier tipo de hipotética sanción en un orden moral o penal.

Escrita esta obra en 1944, conserva toda su frescura y su planteamiento ideológico, manteniendo plena vigencia en nuestra sociedad. La representación llevada a cabo bajo la dirección del veterano actor José María Pou es elogiable, así como la escenografía, el escenario se llena con plenitud de arte teatral y con experimentada desenvoltura en todos y cada uno de los actores.

La versión se ajusta al texto original con pequeñas adaptaciones, suprimiendo el personaje de Edna, la criada, que es prácticamente irrelevante. En suma, una nueva representación de esta obra, ya clásica en el teatro europeo, que fue unánimemente aplaudida por el público. Y concluyo con una interrogación ¿nuestra sociedad actual necesita un inspector?

Llama un inspector Autor: J. B. Pristley

Teatro Jovellanos, 17 de marzo, 20.30 h.