Teté F. BALSEIRO

La Asociación de Hostelería de Gijón, Carreño y Villaviciosa, festejó la noche del jueves por todo lo alto el primer encuentro de hermandad organizado por una entidad que aglutina los hosteleros de los tres citados municipios. La cena, celebrada en el hotel Palacio La Llorea, contó con la presencia de la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y del concejal de Desarrollo Económico, Fernando Couto, que además asistió al acto con motivo doble: es sobrino de uno de los homenajeados por la asociación, Emilio Garciablanco, archiconocido hostelero gijonés, propietario, entre otros establecimientos, de la sala de fiestas Dragón y del desaparecido Parque del Piles.

Garciablanco no fue el único que subió al estrado. Lo hicieron también Alberto Lázaro, del hotel Asturias; Rafa Nosti, del café Dindurra; Emilio Suárez, del restaurante Ciudadela, como mejor jefe de sala; Cesar Cuervo, ganador al mejor proyecto, y Maribel Sánchez, de Casa Justo.

David Fernández, organizador del evento, recordó los seiscientos socios que forman la asociación, que cumplió no hace mucho siete lustros de vida. Tras él pasó al escenario Ricardo Álvarez, el presidente de los hosteleros, que no dejó de agradecer la asistencia, recordando lo difícil que fue la elección de los galardonados de este año. «Son muchos los que se lo merecen para tan pocos premios», añadió antes de dar paso a la Alcaldesa. Moriyón hizo hincapié en la importancia del sector, que es también uno de los más castigados por la crisis. Se despidió la regidora recordando los inicios de su mandato y la insistencia de Couto: «Fernando no paraba de repetirme: la hostelería, alcaldesa, es muy importante...».

Mientras tanto, los comicios para elegir nuevo presidente están a la vuelta de la esquina. ¿Repetirá Álvarez mandato o habrá cambios?