La Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera (AAAO) se rige por la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, que derogó la anterior ley de asociaciones 191/1964, de 24 de diciembre, vigente cuando se creó la AAAO. La nueva ley de 2002 obligó a modificar varios de los artículos de los primitivos estatutos de la asociación, creada en 1977 tras el abandono por parte del Ayuntamiento de Oviedo de la organización de las temporadas de ópera del teatro Campoamor desde la reinauguración del teatro en 1948.

Cuando se aprobaron los iniciales estatutos, se pensó en renovaciones parciales de la junta directiva, cada dos años, con el fin de procurar que no hubiera cambios bruscos en la gestión de las temporadas, que necesitan una planificación al menos a medio plazo. Al tener que modificarse los estatutos por imperativo de la nueva ley, se cambió el procedimiento de manera que se eligiera cada cuatro años la totalidad de la junta directiva, mediante la presentación de listas cerradas, lo cual es perfectamente defendible buscando que el grupo directivo tenga la necesaria cohesión y conocimientos para manejar los altos presupuestos que se manejaban ya entonces.

Quizá no se meditó lo suficiente, porque no había sucedido nunca, que pudiera haber dos o más candidaturas aspirantes; tampoco se valoró que el número de socios, tras el aumento de las funciones por título, se iba a ir a bastantes más de tres mil. El caso es que no se modificaron otros aspectos del sistema electoral, entre ellos el que dice que la votación se hará dentro de la preceptiva asamblea general de cada año como un punto más del orden del día.

En las elecciones anteriores, en el año 2008, se presentaron por primera vez dos candidaturas. Me cupo la satisfacción de liderar una de ellas. A pesar de acordar con la otra candidatura contar los votos delegados antes del día de las elecciones (nos llevó el día entero, en sesiones de mañana y tarde), el atasco que se produjo en la asamblea cuando dieron comienzo las votaciones fue monumental. El posterior escrutinio nos llevó a finalizar la jornada electoral cerca de la una de la madrugada. Si no hubiéramos contado los votos delegados antes, el escrutinio hubiera durado hasta las 10 de la mañana del día siguiente.

Si en algo después de aquella experiencia estuvimos de acuerdo ambas candidaturas es en que había que cambiar el sistema electoral buscando un sistema más operativo para todos, desligando las elecciones de la asamblea general ordinaria. La candidatura ganadora se comprometió a cambiar lo necesario en los estatutos para lograrlo, pero lamentablemente no lo ha hecho. Y eso a pesar de que en las asambleas de los años 2009, 2010 y 2011, se les recordó tal circunstancia. El cambio anunciado en la reciente circular convocando la asamblea y las elecciones, que permite votar desde que comienza el acto, creemos que no soluciona los problemas. Si hubiera dos o más candidaturas, habría que estar toda la noche con el escrutinio de los votos presenciales y el escrutinio y comprobación de los votos delegados. El anuncio hecho estos días por el presidente en funciones de contratar a una empresa para hacer el escrutinio, en mi opinión, aleja cada vez más el sistema electoral vigente en la AAAO de un proceso plenamente democrático, como corresponde a la época en que vivimos.

No hemos de olvidar que la ley 1/2002 dice claramente en el artículo 2.5 lo siguiente: «La organización interna y el funcionamiento de las asociaciones deben ser democráticos, con pleno respeto al pluralismo». A tenor de la experiencia de las pasadas elecciones no me parece que el procedimiento electoral vigente en la AAAO sea el más apropiado para que se respete el pluralismo y la democracia interna. Equiparar el voto delegado para la asamblea, práctica usual en las reuniones de todo tipo de instituciones, con voto delegado para votar en un proceso electoral no me parece lo más conveniente. Y da lugar a bastantes situaciones embarazosas tanto para los candidatos, al pedir la delegación, como para los propios socios. Sabemos de mucha gente que en las elecciones de hace cuatro años, estando más de acuerdo con los planteamientos de una candidatura, votó a la otra por puro compromiso. Y eso desvirtúa el verdadero sentir de los socios, que es lo que debe prevalecer para la elección del equipo que rija los destinos de la temporada de ópera ovetense.

Por todo lo dicho creo que deben separarse las elecciones de la asamblea general ordinaria. Las elecciones deben ser convocadas para otro día, con las urnas abiertas de 10 de la mañana a 8 de la noche en sitio adecuado, eliminar el voto delegado y sí, en cambio, permitir el voto por correo para los que en esa fecha no puedan acudir a votar. Como se hace en la mayoría de las entidades (clubes deportivos, asociaciones y colegios profesionales, etcétera) y en todas las elecciones políticas. Es un procedimiento que elimina todos los inconvenientes de operatividad que tiene el actual sistema de la AAAO, debido al considerable número de socios, superior al número de votantes de muchos ayuntamientos, y que garantiza la conveniente pluralidad y democracia interna.

Buscando lo mejor para la ópera, pedimos a la actual junta directiva que promueva y lidere los cambios necesarios en sus estatutos y que, una vez culminados, convoque nuevas elecciones. Bajo esas premisas, allí estaremos defendiendo nuestras ideas. Con el sistema actual, no.