Mingote "pensaba que tener ideas fijas era como tener quistes" ha dicho este miércoles su viuda, Isabel Vigiolala, que no se separó un solo día de sus esposo en los 46 años que pasaron juntos.

"Era una persona que siempre quería la paz y que no conocía el odio, no era fanático y sí fácil de convencer a través de las ideas", ha señalado Vigiola en declaraciones a Efe, en la capilla ardiente del dibujante, escritor y académico, fallecido este martes en a los 93 años, instalada en el Parque del Retiro madrileño.

Vigiola se pregunta cómo va a poder llevar la ausencia de su marido y rememora los recuerdos de toda una vida junto a él, pero especialmente su calidad humana: "si hubiera mucha gente como él, la vida sería felicísima".

Lleva a Mingote literalmente junto a su corazón, en un collar rematado por un gran broche con una fotografía de ambos.

"Curioso", "tremendamente modesto", "muy generoso", "desinteresado" o "sin enemigos" son algunos de los adjetivos con los que ha definido a su esposo, una persona "que quería y disculpaba a todo el mundo, que no odiaba a nadie, muy de estar con la familia y con sus amigos, porque ha disfrutado mucho de la amistad".

También ha destacado la portentosa inteligencia del reconocido humorista gráfico, cuya obra, "mucho más importante de lo que ha trascendido aquí", supone que "se pondrá en valor".

Vigiola ha ido desgranando pequeños detalles de la cotidianeidad de Mingote: su desorden, su despiste "observador" o su incapacidad para hacer cosas prácticas "como poner un microondas".

El maestro, ha relatado, se levantaba cada mañana sobre las seis y media o las siete, paseaba por el Retiro y después trabajaba desde alguno de los cafés de la Plaza de Oriente o el del hotel Colón. Allí leía la prensa y esbozaba su dibujo diario.

"Si no lo hacía en el café, no le salía", ha recordado Isabel Vigiola, la primera persona en ver, comentar y bromear sobre esos dibujos con Mingote cuando él regresaba a casa.

Y es que Vigiola ha sido la más cercana "cómplice" de Antonio Mingote, su compañera, durante casi medio siglo: "poca gente se quiere tanto, hasta anteayer hemos estado viendo la televisión con las manos entrelazadas", ha relatado.

Sobre los homenajes a su marido, de los que fue objeto y los que han de venir ahora que ya no está, Vigiola ha resaltado que, irónicamente, Mingote "huía de hablar en público".

"Era un ser excepcional no sólo por el amor que le tenga yo, sino por el que le tiene todo el mundo. Hay muy pocas veces un ser así en España y en el mundo", ha agregado.