Madrid

Los cambios en el estatus social de un primate hembra afectan a cómo se encienden y apagan sus genes, y aquellas con un rango más alto, tienden a ser más saludables -siempre y cuando su condición social no disminuya-. Esta teoría se desprende de un estudio publicado en «Proceedings of the National Academy of Sciences» y que es el primero en utilizar un método experimental para observar cómo los patrones de expresión génica se correlacionan con la dominancia social de un animal.

La autora principal del estudio, Jenny Tung, indicó que el trabajo «apoya la idea de que el bajo estatus social puede perjudicar la salud», de modo que, «si se mejora la situación social, la salud mejora también».

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que la posición social puede cambiar la manera en que los genes se activan y desactivan en insectos, peces y abejas. Los científicos también habían observado que los entornos sociales de los seres humanos, y los primates no humanos, afectan a sus niveles hormonales, y al riesgo de mortalidad, así como a la supervivencia de su descendencia.