«El cambio climático no es una cuestión de fe, existe y es incontestable». Así de rotundo se muestra José Abel Flores, paleontólogo y oceanógrafo que acaba de obtener el Premio Castilla y León de la Protección del Medio Ambiente, un galardón que recogerá el próximo día 20 en Valladolid.

-¿Dónde recibió la noticia del premio regional y cómo la ha encajado?

Fue la propia consejera quien me llamó para comunicármelo mientras me encontraba en Dubai y mi familia se enteró a través de la web de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Para un zamorano que trabaja en el mar -una cosa un poco extraña- es un honor y una satisfacción única. Estoy sorprendido y también agradecido a quien me haya propuesto, algo que todavía desconozco.

-¿Dónde arranca la orientación de su carrera profesional hacia el estudio del mar?

Soy paleontólogo de formación. Desde mi tesis de grado, comencé a trabajar con sedimentos oceánicos y tuve una temprana atracción por las perforaciones marinas. Ya en Estocolmo, en 1991, me invitaron a una expedición con un buque americano y, a partir de ahí, comenzaron a sucederse las oportunidades y los proyectos, muchos de ellos vinculados al mundo del hielo, uno de mis ámbitos favoritos.

-¿Cómo le explica su pasión a los lectores para que la entiendan?

La persona tiene que ir al océano y navegar entre hielos para entenderlo. Para los que hemos nacido en el interior, son muy especiales el sonido, la soledad... Algo que tanta literatura ha desatado es difícil de explicar, es una pasión por el paisaje y por su luz.

-¿Y cómo explica la paradoja de un zamorano rodeado de agua?

Aunque resulte extraño, Zamora tiene mucha tradición marinera. Tenemos la plaza de La Marina, la procesión del Viernes Santo con la escolta de la Infantería y en el buque español Hespérides siempre hay algún zamorano. En la última campaña en este barco, el radio era de Santa Croya de Tera, curiosamente el pueblo de mi abuelo.

-¿Es usted como los marineros que han pasado más tiempo en un barco que en tierra?

No llego a tanto, aunque en la última expedición, he pasado más de un año en la embarcación y unos tres prácticamente seguidos en tres buques distintos.

-¿Qué denominador común tienen los numerosos proyectos en los que ha participado?

Lo común es la reconstrucción del clima, aunque hay otra faceta que se refiere a la exploración de hidrocarburos. Recogemos sedimentos del fondo oceánico y estudiamos los microfósiles para datar los estratos y saber en qué temperatura y con qué salinidad vivieron los organismos. Esencialmente, reconstruimos el clima y vemos cómo ha evolucionado en ese gran laboratorio que es el mar, un proceso que nos advierte de la separación de la norma habitual en los últimos años.

-¿Desde cuándo se advierte la influencia humana en el medio ambiente?

Desde que se estableció la primera sociedad, el hombre ha condicionado el medio. En lo que se refiere al clima, desde la Revolución Industrial, cuando comenzamos a consumir carbón, y la Primera Guerra Mundial, con el inicio de la extracción de petróleo. Combustibles, esencialmente el dióxido de carbono, empiezan a añadirse al sistema atmosférico y, de ahí, al océano. Por otro lado, la agricultura determina una producción masiva de metano y, en definitiva, el calor del sol no sale al exterior como lo había hecho de manera tradicional. En este sentido, el último siglo ha sido fundamental y, de forma más evidente, estos cincuenta años dada la generalización del uso de petróleo. Esto ha producido una alteración de la temperatura, con un incremento que no es normal en las secuencias climáticas.

-Es lo que llamamos cambio climático...

Eso es y, de una forma no muy correcta, calentamiento global...

-¿Por qué es incorrecto el término?

Porque ahora sufrimos un calentamiento que, con el paso de los siglos, puede convertirse en un enfriamiento. Actualmente, la sensación es de calentamiento, pero el proceso puede ser más complejo e incluso en sentido contrario. Nuestra generación y la inmediata va a asistir a un calentamiento global.

-¿La comunidad científica ha asumido el cambio climático o todavía hay escépticos que lo niegan?

Hay escépticos que manejan los datos como quieren. Sin necesidad de darle muchas vueltas, todas las evidencias apuntan a un calentamiento desde que hay un incremento de dióxido de carbono en el sistema, esto es incuestionable. Es cierto que hay variaciones puntuales, una circunstancia que es habitual. Los escépticos siempre tienen algún interés y manejan la información de una forma arbitraria. La clave está en el «yo creo» o «yo no creo» en el cambio climático que aparece en muchas publicaciones. Esto no es una cuestión de fe, en la ciencia «hay» o «no hay». Este fenómeno está produciendo una subida del nivel del mar en todo el planeta que va en paralelo al resto de indicadores. Hoy por hoy, nadie puede decir que «no haya».

-¿Hace un uso impropio la gente de la calle cuando atribuye la calidad de los inviernos a este fenómeno?

El clima hay que definirlo en el ámbito de una o dos generaciones. Los cambios de temperatura y la sequía están dentro de la secuencia natural. Para saber si el clima se modifica tendremos que esperar varias décadas. Hoy por hoy, parece que los episodios en regiones como el Pacífico apuntan ya a una temperatura más alta, pero para ser muy claro y científicamente correcto, no tenemos el bagaje para decir que esto ya se percibe.

Perfil

José Abel Flores es catedrático de Micropaleontología y Oceanografía en las facultades de Ciencias y Ciencias Ambientales de la Universidad de Salamanca. Ha colaborado como profesor con universidades de Estados Unidos, Francia, Almania, Italia, Corea o Brasil. Es especialista en cambio climático y en exploración de combustibles fósiles, conocimiento que le ha implicado en proyectos para varias petroleras. Flores Villarejo ha participado en una quincena de expediciones oceanográficas por el Indico, Pacífico, Antártico, Ártico o Atlántico Norte.