Guillermo Galván marca los ritmos de Vetusta Morla antes de que empiecen a sonar. Como letrista y guitarra del grupo cuenta cómo han buscado para su último disco, Mapas, un sonido más rockero con unas letras que reflexionan sobre el presente que nos ha tocado vivir.

-Llegan de una gira internacional que los ha llevado a Londres, Nueva York y México. ¿Cómo los ha recibido el público?

Acabamos de llegar y estamos bastante emocionados por la respuesta de la gente y por la oportunidad de llevar tu música a otros países. Ha sido una sensación muy bonita porque nos ha llevado un poco a las sensaciones que teníamos hace años aquí cuando hacíamos salas medianas. Hemos estado en festivales muy grandes donde nos han visto 30.000 personas, salas de 2.000 y de 300 personas .

-¿En qué sala se sienten mejor?

En cualquier tipo de aforo donde esté a gusto la banda y el público. En un sitio grande transmites de otra manera porque tienes que enfrentarte a mucha gente y en las otras salas tienes intimidad y los detalles se aprecian más.

-En México repiten.

Sí, es la cuarta vez que vamos, y cada vez que volvemos notamos un paso hacia adelante. Es la tercera vez que vamos al Vive Latino que es el festival más grande que hay en México y uno de los más grandes de Latinoamérica y hemos hecho salas en México D.F. y Tijuana. México se ha convertido en parada obligada.

-Su segundo disco Mapas los ha colocado en lo más alto de la escena nacional. ¿Qué diferencia el sonido de este disco del anterior?

La diferencia fundamental está en el formato en el que lo hemos grabado. Un día en el mundo lo grabamos en formato digital y Mapas lo hemos hecho en analógico, en cintas de bobina. También, Mapas lo grabamos todos juntos en la misma sala para llevar al estudio lo que hace Vetusta Morla en directo.

-¿Qué tiene el analógico?

La diferencia fundamental es que el digital comprime y el analógico permite llegar a un sonido con una definición mayor y con grano que es lo que buscábamos. Preferimos que hubiera ciertas imperfecciones y que sonara como los discos que nos gustan de toda la vida. Teníamos en la cabeza un sonido clásico de banda de rock tocando todos en una sala y queríamos que se reflejara.

-Otra de las diferencias con el disco anterior son las letras.

En Mapas son menos metafóricas, hay más realidad, más objetos, cosas que pasan por la ventana, reflexiones sobre el presente. Las incertidumbres, la sensación de sentirte con un futuro que nos han robado, que nos han vendido como algo que no es, están ahí, no es miedo sino una reflexión sobre la realidad que nos ha tocado vivir. Un día en el mundo era un disco que hablaba más sobre el pasado, el futuro, era un disco más hipotético. El título Mapas es una guía para reconstruir un camino, para tener una guía de la realidad aunque sea una interpretación, tenga una escala y sea distinto con lo que tienes delante. Este disco tenía mucho que ver con el momento presente, con lo que sucedió después de la gira de Un día en el mundo.

-¿El éxito ha repercutido en su manera de hacer música?

Todo influye, cuando hacemos canciones no pensamos en como ha ido el mes anterior en cuanto a giras o ventas. Una canción viene más del corazón, de la cabeza y de algo más íntimo aunque cuando lo pones en común forma parte de todo el mundo y se convierte en algo colectivo. Sería un error decir que lo que ha pasado no ha influido nada en el grupo, claro que ha influido, igual que los años en los que hemos trabajado sin reconocimiento. Todo lo que sucede, cada viaje, cada palo, forma parte de tu vida y de tu manera de ver el mundo y se refleja en las canciones.

-Es el letrista y compositor del grupo junto a Juan Manuel Latorre. ¿Tienen una relación asamblearia para tomar decisiones?

Sí. Normalmente, la parte musical la trabajamos todos en el local, la parte de letra es más personal y siempre opinamos pero es más individual. Pero, hasta que no estamos contentos con la canción o la sentimos como propia no paramos. El resto de decisiones sobre la carrera del grupo se toman de manera asamblearia. Para ser un grupo tan grande tienes que tener un consenso sobre todo porque si no al final las cosas se resquebrajan.

-Muchas de sus canciones hablan de ese concepto de nada, de empezar de cero. ¿ Es el punto de partida de Vetusta Morla?

Bueno, creo que partir de cero de vez en cuando es positivo. Venimos de México, donde hacen un rito en el que van a una montaña cada ciertos años a romper las vasijas de barro, como una manera de romper con lo anterior y empezar de cero para que se empiece a construir. Es una historia muy bonita que tiene que ver con todos los terremotos que hay por ahí. Del destrozo o de ciertas ruinas salen cosas bonitas, hay que derribar o plantearte lo que tienes para avanzar porque al final te acabas convirtiendo en un ser acomodaticio.

-¿Ha cambiado la manera de ver la música en estos 10 años?

Lo fundamental es que vivimos de la música sin dejar de ser una pasión, porque creo que es lo más importante que siga siéndolo. Empezamos a hacer música desde la vieja industria, intentando luchar contra las discográficas, después llegó la revolución digital y pudimos aprovechar los cambios y usar internet como una herramienta de promoción y distribución, y cuando la industria se estaba cayendo tuvimos la valentía de montarlo por nuestra cuenta y tuvimos la suerte de que funcionara.