Gijón, R. GARCÍA

De política doméstica, de temas de trascendencia fuera de las fronteras españolas o de cultura. Todos los temas cabían en la tertulia que durante más de cinco décadas mantuvieron cada tarde en la cafetería del Club Astur de Regatas, situada en la calle Corrida, destacados gijoneses como Juan Ramón Pérez Las Clotas, Miguel Fanjul, José Guerra o Casimiro Balbín. Más de medio siglo compartiendo cafés, chupitos y portadas de periódicos durante más de dos horas cada día conformaron una costumbre que ayer se vio interrumpida tras el fallecimiento de uno de los miembros más destacados del grupo: el decano de los periodistas asturianos. «A pesar de que hace tiempo que no venía por aquí por su estado de salud, después de este fallecimiento ya sólo quedo yo», señalaba ayer el único superviviente de este descomunal «grupo de amigos», Miguel Fanjul.

Este gijonés casi ni recuerda cuando conoció a Pérez Las Clotas, aunque sabe que ese momento se produjo «algún día de los años 20». Ambos acudían juntos por aquella época a clase de Párvulos en el Colegio Santo Ángel de Gijón. Los juegos en las calles de Cimadevilla y más concretamente en los alrededores de la Casa Natal Jovellanos darían forma, pocos meses después, a una amistad que aún perduraba en los últimos días de vida de Pérez Las Clotas. «La última vez que nos vimos él ya estaba en el Hospital de Cabueñes ingresado», recuerda Fanjul, «le prestó que le fuera a ver, porque decía que si no recordaba cosas conmigo ya no tenía con quién, así que nos pusimos a hablar de una excursión que habíamos hecho de pequeños con el padre de un amigo».

La carrera profesional de Pérez Las Clotas acabó separando a estos dos gijoneses que, sin embargo, con el paso de los años volverían a reunirse periódicamente en la tertulia de la calle Corrida, en la que además participaban otros grandes amigos de ambos, como Ladislao de Arriba. Juntos repasaban cada día el pasado, el presente y el futuro de un Gijón, una ciudad por la que, recuerda Fanjul, «todos sentimos una gran pasión».

Miguel Fanjul no puede poner fecha a los inicios del grupo. «Son demasiados años ya», matiza. La cafetería Montana, hoy historia de Gijón, fue la primera en acoger a estos amigos del debate que posteriormente se mudarían unos metros en la misma calle Corrida, para recalar en el Real Club Astur de Regatas. «Por allí llegó a pasar tanta gente durante todos los años que lo hicimos que es imposible acordarse de todos, porque además algunos vivían fuera de la ciudad y se acercaban hasta el Club Astur de Regatas sólo cuando pasaban por Gijón de visita», recuerda Fanjul. Las normas estaban claras, «había hasta sitios prefijados, nadie osaba quitarle la silla a Pérez Las Clotas, que siempre se sentaba a mi lado, y al que, por supuesto, como a todos, nadie le podía quitar el puesto». Con la llegada del primer café a las cuatro de la tarde empezaban los comentarios.

Miguel Fanjul asegura, tras el fallecimiento de Pérez Las Clotas, que va a recordar al decano de los periodistas asturianos «como una persona con los recuerdos muy vivos, con mucha memoria en lo que se refiere a las pequeñas cosas que iban pasando por toda la ciudad y que protagonizaban las familias más antiguas. Con su fallecimiento se va con él un trocito de la historia de Gijón». Los adjetivos se le acaban al gijonés cuando tiene que hablar de uno de sus amigos más íntimos. Afable, con capacidad de aguante y extrovertido, pero con «un poco de genio cuando se sacaban temas sobre los que él tenía una opinión muy concreta formada», mantiene Fanjul, quien asegura que, a pesar de ser «el único superviviente», no va a dejar morir la tertulia y va a seguir acudiendo cada tarde a la cafetería del Club Astur de Regatas en la calle Corrida. Una sana costumbre para analizar la actualidad sin perder de vista el pasado.