Oviedo, Eduardo GARCÍA

Una pancarta relacionaba al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con Charles Montgomery Burns, el gerifalte de la central nuclear en Springfield, el pueblo de los Simpson. La pancarta tenía gracia porque, foto frente a foto, Cristóbal y el señor Burns se parecen a través de su pícara sonrisa común.

También tenía gracia el eslogan que, con coro de niños incluido, proclamaba un «Mariano, marrano, con estos recortes no llegas al verano». El Gobierno de la nación fue ayer destinatario de buena parte de los reproches de alumnos, padres de alumnos y profesores que se dieron cita en la manifestación que cerraba en Oviedo la «jornada de lucha» en defensa de la escuela pública. Más de dos mil personas participaron en el recorrido por el centro de la capital, que terminó a pie de la Consejería de Educación, en la plaza de España.

Allí, una madre de la APA «Miguel Virgós» y un representante del Sindicato de Estudiantes leyeron sendos comunicados. «Cabe preguntar a quienes defienden la necesidad de los recortes en la educación pública ¿cómo se pretende combatir el fracaso escolar con más alumnos por aula y menos profesorado?». Es la pregunta clave de ese comunicado central cuyos redactores llegan a una conclusión: «La crisis se está convirtiendo en la disculpa perfecta para llevar a cabo el desmantelamiento de la escuela pública, primer paso para su privatización».

Mucha pancarta, algunas tijeras de trabajo manual y un montón de camisetas verdes con el lema «Educación pública de todos y para todos». La tarde estaba para pasearla en manga corta. Los dos mil manifestantes se tomaron el recorrido sin ánimo de apretujarse. Hubo orquestina, mucho silbato y un sector estudiantil más ruidoso que el docente, repitiendo a los cuatro vientos ese chascarrillo convertido en todo un clásico: «Si somos el futuro, por qué nos dais por...». Buena pregunta.

No es mala cifra de participación para un sector que se moviliza con dificultad, aunque los sindicatos convocantes, fuera de micrófono, esperaban más, sobre todo los que manejan cifras de más de mil interinos que se van a ir directamente al paro el próximo curso.

Ése fue uno de los puntos que justificaban la convocatoria, junto a otros seis, desde el punto de vista laboral: «Reducciones salariales, aumento de la jornada, recortes en otras prestaciones retributivas, recortes en el mantenimiento de los centros, paralización de las ofertas públicas de empleo docente y recorte en investigación y docencia en la Universidad». Otra conclusión: «No es verdad que en Asturias sobren docentes».

«Esto no es un problema laboral, como quieren hacernos creer, sino social. Es volver a la escuela de ricos y pobres». Son palabras de Enrique Fernández, de CC OO, que vienen a resumir el sentimiento de todos los que hablaron al inicio de la marcha, en la explanada frente a la estación de Renfe. Todos ellos dieron la voz de alarma ante un pronóstico generalizado: la escuela rural asturiana va a desaparecer.

La jornada, que se inició por la mañana con actos de protesta durante los recreos por parte de profesores y familias de alumnos en distintos colegios de la región, finalizó con el recordatorio de la jornada de huelga general en la educación planteada para el próximo día 22 y que tiene carácter nacional.

La consejera asturiana Ana Isabel Álvarez tiene hoy reunión con la junta de personal docente. Los sindicatos esperan que se concreten cifras de profesorado.